CAPITULO 2

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ABADÍA

KARA'S POV

Esto era horrible, me sentía desesperada por la suerte de Imra, quería verla de nuevo, abrazarla, besarla, saber que todo estaba bien con ella... quería huir a su lado...

- ¿Kara? – volteé a mirar, Nía me observaba preocupada

- ¿pasa algo? –

- te estaba diciendo que te han asignado trabajar en los plantíos –

- entiendo –

- ¿vamos? – invitó, asentí

Caminamos hacia el enorme huerto tras la abadía

- es enorme –

- la abadesa cree que es mejor tener nuestro propio suministro de comida –

- ¿Cómo hacen con las carnes? –

- pocas hermanas consumen carne, la abadesa prefiere que todas llevemos una dieta vegetariana –

- ¿Qué tan estricto es este lugar? –

- no tendrás problemas si sigues las reglas –

- y si desobedezco ¿Qué pasaría? –

- ayuno forzado, oración y clausura extrema en esa torre – señaló la alta construcción

- comprendo... dime Nía, ¿hay alguna monja o novicia que esté aquí en contra de su voluntad? –

- no que yo lo sepa, la entrega a Dios debe ser por voluntad –

Las campanas resonaron por todo el lugar, miré a mi acompañante

- ¿Qué pasa? – pregunté

- es hora de la oración – tomó mi mano – la abadesa no estará, así que viene un sacerdote a oficiar la misa –

Caminamos hasta la capilla y nos posicionamos en las últimas bancas

- es el padre Alexander, es hermano de la abadesa – susurró Nía

La misa transcurrió sin problema alguno, pero tenía ganas de vomitar, aquel hombre pregonaba sobre el amor de Dios, y yo quería gritar, quería contradecirlo, porque Dios no nos amaba a todos por igual...

- pueden ir en paz... - recitó él

- ¡demos gracias a Dios! – dijeron ellas en coro, Nía se hincó, se persignó y se levantó

- ¿Qué sigue ahora? – pregunté

- debemos ir a preparar los sagrados alimentos – sonrió

- entiendo – me levanté, hice una suerte de señal

- ¿Qué fue eso? – preguntó

- la bendición - respondí

- la hiciste mal – tomó mi mano, haciendo un recorrido con ella – así se hace, que no se te olvide –

- está bien –

Salimos de la capilla con rumbo a las cocinas

- buenas tardes, hermana – saludó Nía a una mujer mayor

- buenas tardes –

- ¿podemos ayudar en algo? –

- claro, pueden tomar los platos y acomodarlos en la mesa – dijo la mujer, luego me miró - ¿y tú quién eres? Pequeña criatura –

- mi nombre es Kara –

- mucho gusto, yo soy la hermana Cat, bienvenida –

- gracias... -

DERRIÈRE LES PORTESDonde viven las historias. Descúbrelo ahora