CAPITULO 53

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ARIA'S POV

Los siguientes dos amaneceres fui agasajada por las doncellas del palacio, me alimentaron con los mejores manjares y hubo ciertas... propuestas...

- bien – Lex se colocó su estola luego de besarla

- ¿es esto necesario? – pregunté incómoda

- lo es... es parte de la tradición –

- es horrible – suspiré harta

- pues sí, en primera no deberían existir los duelos, pero es algo que ni tu ni yo podemos cambiar – se sentó a mi lado - ¿estás nerviosa? –

- un poco – me recosté sobre su hombro

- ¡estás helada! – mencionó en cuanto tocó mi mano

- un indicio de que moriré –

- no seas tonta... -

- dicen que los muertos están fríos –

- tú no estás muerta –

- puede que el gélido tacto de Azrael esté sobre mi – sacudí mis hombros

- deja tus pensamientos pesimistas –

- lo siento... -

- Bien, entonces... comencemos –

- padre, perdóneme porque he pecado –

- te escucho hija –

- Jesús mi señor y redentor... yo me arrepiento de todos los pecados que he cometido hasta... - me detuve – lo cierto es... que no me arrepiento de algunas cosas, pero si me pesan sus consecuencias... ¿no estaría pecando al decir que si me arrepiento? –

- ¿no te arrepientes de nada? –

- me pesan mucho las consecuencias, porque la gente que amo va a sufrir –

- ¿y qué es eso que hará sufrir a quienes quieres? –

- traición... -

- ¿de que manera?, puedes hablar conmigo, te ampara el secreto –

- es mejor que me vaya al infierno por este pecado, Padre Lex... -

- Aria... -

- Padre... usted que cree en Dios y que habla con él... - lo miré fijamente – por favor, pídale por mi alma –

- lo haré, hablaré y pediré por ti... para que te quite el horrible peso que cargas sobre tus hombros –

- gracias –

- no he hecho nada por ti – lo vi poner una expresión triste

- has hecho demasiado Lex... y voy a pagarte de terrible manera – me abracé a su cuerpo – espero y puedas perdonarme –

- ¿Qué es?... Aria... habla conmigo –

- no quiero hacerte sufrir antes de tiempo... y no quiero obligarte a callar Lex... te aseguro que tu ignorancia al respecto es el mejor acto de piedad –

- está bien... -

- me gustaría tener tu venia –

- que Dios te bendiga y te de la victoria el día de hoy, y si no es así, entonces que tenga en cuenta todo el bien que has hecho a la hora de examinar tus pecados –

- amén -

Él se marchó para buscar el arma ceremonial, el Vizconde había elegido luchar con dagas, no me opuse... pero debía admitir que me sentía un poco insegura con respecto al arma.

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