CAPITULO 67

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ARIA'S POV

Cuando la luna estaba imponente y hermosa en medio del firmamento, fui requerida por la reina Diana

- ¿dices que me necesita en su oficina? – pregunté al soldado

- si mi señora –

- bien, voy para allá –

Caminé tranquilamente por los extensos pasillos del palacio, el viento soplaba con fuerza, arrastrando hojas y mucho frío.

Toqué tres veces la puerta, pero nadie me contestó, decidí abrir para investigar, encontrando una nota sobre el escritorio

- "ven a mi habitación" – no, no era la habitación que ella compartía con el idiota, decidí mover el librero y pasar por el pequeño túnel hasta llegar al sitio en cuestión

- ¿Diana? – no podía ver con claridad, el ambiente estaba viciado con un delicioso aroma a rosas, era seductor

- quédate quieta - acaté su pedido, y pronto escuché sus suaves pasos aproximándose, sus manos se anclaron a mi camisa para desabotonarla

- ¿y las lámparas? –

- es mejor así – dejó un suave beso en mi boca – voy a cobrar nuestra apuesta... - me besó nuevamente, pero fue más salvaje, quería tocarla, pero dio un suave golpe en mi mano – no vas a tocarme hoy... - mordió suavemente mi clavícula

- por... ¿por qué? –

- porque hoy mando yo – todo el vello en mi cuerpo se erizó ante esa frase

- que harás... - mi exigencia por saber sus intenciones fue débil, su contacto me tenía completamente expectante, la falta de visión agudizaba todos mis sentidos, podía escuchar su corazón acelerado, su respiración y el como deglutía

- ya te lo dije... cobraré la apuesta – ella se situó tras de mí, y colocó un paño a la altura de mis ojos para cubrirlos

- Diana... -

- tranquila mi amor... - mordió el lóbulo de mi oreja, haciéndome temblar

Ella se alejó de mí, la escuché encender cerillos y caminar por la habitación, luego se acercó

- ¿Qué haces? ¿por qué vendaste mis ojos? –

- confía en mi – sentí que me quitó la camisa, y luego el vendaje que cubría mis pechos – eres hermosa... - ella tocó mi torso, y dondequiera que caía su contacto, no podía evitar tensarme por lo placentero...

- Diana... -

- ¿sí? –

- déjame verte... -

- no mi amor, no podrás... - me besó nuevamente, luego lamió mi cuello y comenzó a bajar, dejando besos húmedos en mi clavícula, luego mis pechos y mi abdomen

- Diana... -

- ven conmigo... - tomó mi mano, ella me empujó y caí sobre la cama, la sentí sentarse a horcajadas sobre mi abdomen, agarró mis manos y las ató, no pude bajar los brazos

- que... -

- hoy serás solo mía, General Aria –

- desátame por favor –

- no... - sus manos tocaron mi abdomen superior – hoy seré yo quien se deleite contigo – pasé saliva, la boca se me había secado

Ella se alejó, escuché como se desprendía de su ropa, luego caminó, abrió un cajón y se acercó a mí, sus manos fueron a dar en mi pantalón, desprendiéndolo junto a mis paños menores, dejándome completamente desnuda

DERRIÈRE LES PORTESDonde viven las historias. Descúbrelo ahora