CAPITULO 46

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KARA'S POV

Me sentía atontada y los párpados me pesaban demasiado, todo el cuerpo lo sentía adormecido, quería moverme para quitarme la sensación

- quieta – escuché la voz de mi abadesa y sentí su suave tacto en mi brazo

- que... - abrí mis ojos para contemplarla, ella no tenía el velo sobre su cabeza, sus cabellos estaban recogidos en una coleta desordenada, se veía preciosa

- debes quedarte quieta – advirtió nuevamente ¿por qué?

- ¿qué... pasó? – hablé con dificultad, sentía la garganta seca

- fuiste herida, la capitán Rojas te hirió la pierna – recordé lo acontecido, cada sensación, su rostro iracundo...

- por... ¿Por qué? –

- los motivos no los conozco – ella colocó un trapo húmedo en mi frente – por lo pronto debes quedarte en cama, la herida es muy seria, y cualquier esfuerzo puede desgarrar la carne –

- donde... está –

- Aria se la ha llevado al complejo papal, cuando te hirió... vulneró el tratado entre la iglesia y la corona –

- ¿qué... pasará? –

- no lo sabemos todavía, estamos a la espera de noticias – se levantó del banquito - ¿tienes hambre? – preguntó, asentí – iré a pedirte un poco de comida – la vi salir de la habitación, dejándome sola con mis pensamientos... ¿Qué pasará ahora? ¿Qué tan delicado era el asunto?

Ella llegó instantes después, se sentó a mi lado y cambió la compresa en mi frente

- tienes un poco de fiebre –

- gracias... -

- ¿por qué? –

- por cuidar de mi... -

La cena llegó, entre mi abadesa y la hermana Cat tuvieron que ayudarme a incorporar, me sentía frustrada y avergonzada por no poder hacer las cosas por mi misma, y peor aún, que fuera especialmente ella quien se encargara de mi cuidado...

El plato principal fue una sopa de verduras, no era fanática del alimento, pero tuve que consumirlo, la hermana Cat dijo que el médico había pedido encarecidamente que no me dieran alimentos irritantes, por ende, las carnes estarían un poco limitadas.

- que bueno que se encuentra bien –

- gracias, hermana –

- es hora de que le aplique el emplasto – mi abadesa se encaminó hasta la mesita, volvió con un frasco entre sus manos, vi atenta como esparcía la crema sobre la herida, de una manera muy delicada, sentí mucho dolor, pero lo aguanté como la guerrera que era

- ¿para que es? – pregunté en cuanto terminé

- para evitar que la herida se infecte – respondió mientras limpiaba sus manos con una toalla – pediré que preparen el tónico, debes beberlo o comenzará a dolerte mucho –

- está bien... - estaba atontada con sus atenciones, noté desde un principio que me estaba tuteando...

- tu hermana vendrá en breve, tengo que marcharme para asistir la misa –

- ¿y el hermano Lex? – pregunté

- volvió al complejo papal para estar cerca de las noticias –

- ¿estamos en problemas? – me sentí preocupada

- la verdad es que desconozco por completo la situación, no cuento con todos los detalles –

DERRIÈRE LES PORTESDonde viven las historias. Descúbrelo ahora