CAPITULO 49

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DIANA'S POV

Dormí toda la noche sintiéndome a salvo, no tenía al imbécil de mi marido durmiendo a mi lado y eso me daba muchísima paz, desperté por el tintineo de la campana

- buenos días, mi señora – dijo Alex, hincándose en sumisión

- buenos días, teniente, por favor... levántese – ella obedeció – he venido en cuanto la carta me ha llegado, me gustaría reunirme con usted y con Lady Samantha para que me hablen de lo acontecido –

- si mi señora... ¿Cuándo quiere que propiciemos la reunión? -

- bueno, me gustaría que nuestra Ilustrísima esté presente también –

- entonces... me encargaré de los detalles – asumió

- gracias... ¿dónde se encuentra la abadesa? –

- se está preparando para la sagrada eucaristía – respondió

- ¿tu hermana? –

- en la alcoba de la general –

- ¿puedo ir a visitarla? –

- si mi señora, será un privilegio –

Alex me escoltó hasta la habitación de mi amada, en cuanto entré, vi a la pequeña soldado postrada en esa cama, Lady Samantha estaba cuidando de ella

- buenos días – saludó

- buenos días, Lady Samantha, Kara... -

- mi reina... - susurró

- ¿está consciente? –

- si, desde temprano... siente dolor – me acerqué y me senté en el banquito a su lado

- ¿Cómo está? – pregunté a la joven rubia

- estoy... bien... - respondió, sus mejillas estaban muy rojas, sus cabellos desordenados y un leve temblor en su cuerpo

- es usted muy valiente – reconocí

Estuve un momento más a su lado, estaba furiosa con la capitán por herirla de esa manera, no conocía muy bien a la soldado, pero estaba plenamente segura de que era buena, después de todo, mi amor la había elegido para que la sustituyera de alguna manera.

- ¿tienen llenos los depósitos de hielo? – pregunté a la teniente

- si mi señora, la abadesa se ha encargado de abastecer todo – respondió – incluso envió para comprar hierbas narcóticas para amortiguar el dolor –

- bien, cualquier cosa que ella o ustedes necesiten, háganmelo saber –

- muchas gracias, Excelencia –

Aproveché el rato y salí del castillo para encontrarme con mis hombres

- buenos días – saludé a Mon El

- mi reina – se inclinó levemente - ¿cómo está Kara? – preguntó

- está pasando por la etapa de las fiebres –

- en verdad espero que mejore – Maxwell y Mon El habían compartido tiempo con la soldado, era normal que se sintieran preocupados

- ¿Cuándo partiremos al complejo papal? –

- todavía no – dije – debo reunirme con nuestra Ilustrísima para que entre todas me cuenten que pasó, no puedo llegar al complejo completamente ignorante –

- está bien, mi señora –

- buenos días – escuché una voz femenina, volteé para encararla, ella se hincó

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