CAPITULO 41

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SAM'S POV

La conversación con Aria me dejó con un sinsabor, no sabía que ya no tenía ganas de seguir viviendo, sus pensamientos fatalistas con respecto a su persona me ponían demasiado triste.

Llegamos al pueblo y comenzamos con las compras, en cuanto terminamos, entramos a una de las posadas, me dejó sentada en el bar y ella se fue.

- vaya, dichosos los ojos que te ven – esa voz la conocía demasiado bien, levanté mi vista para encarar a mi interlocutora

- Carin – sonreí y me levanté de mi lugar

- Sammy, tan hermosa como siempre – siempre me pareció una mujer atractiva - ¿puedo sentarme? –

- claro – ambas nos sentamos

- me ha sorprendido encontrarte en la abadía, pensé que estabas controlando los asentamientos –

- Aria me pidió que volviera – respondí - ¿Qué hace la flamante princesa de Galia en este reino decadente? –

- bueno, tengo que proteger a mi cuñada, y también he venido a examinar este lugar –

- ¿y que has descubierto? –

- si me invitas una copa te lo digo –

- deberías ser tú quien me invite – repliqué – eres tú quien tiene la posición de abolengo más alta –

- cierto – sonrió, los hermosos hoyuelos que se marcaban en sus mejillas eran casi irresistibles

Ella llamó al mozo y pidió dos vasos con vino tinto

¿me dirás lo que has descubierto? – pregunté impaciente

- este es un reino muy fácil de destrozar... y no sabía que la figura más alta tuviera tantos detractores – su sonrisa escalofriante era terriblemente atractiva

- ¿cómo está tu esposa? – pregunté, ella me observó mientras degustaba de su vino

- ella está bien – dejó la copa sobre la mesa - aunque hubiera preferido que fueras tú mi esposa –

- no mientas mujer endemoniada –

- no miento, quedé perdidamente enamorada de ti cuando Aria te llevó – suspiró

- debo confesar que me parecías terriblemente atractiva –

- ¿ya no? –

- por supuesto que sí, pero eres una mujer casada, y yo tengo a alguien más –

- entonces... ¿no hay posibilidad de replicar aquella noche? –

- me temo que no –

- oh, entonces mis encantos no son suficiente –

- llegaste muy tarde –

- ¡maldición! – se quejó - ¿cómo es ella? ¿es guapa?, no me molestaría un trío –

- la has visto, fue la que le dio la paliza a Aria –

- oh, te gustan rudas –

- puedes ser –

- no está nada mal –

Carin era la clase de mujer que tenía un magnetismo imposible de ignorar, fue ella la primera en mi vida, y eso la hacía especial, pero ahora todo era distinto, Alex inspiraba mucho más que aquella pasión arrebatadora, con la teniente tenía una conexión que me gustaba demasiado...

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