CAPITULO 83

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DIANA'S POV

Pude escuchar todo el escándalo que estaban armando fuera de la habitación, me conmoví cuando Kara defendió mi integridad, aquella chica valía oro, pero... ¿en verdad era mi aliada?, mi confianza había quedado seriamente dañada luego de la traición de Aria

- Aria... - sentí el escozor propio de las lágrimas surcando por mis ojos, una parte de mí no quería asimilar el daño que me había ocasionado, yo todavía esperaba a que ella viniera a mi encuentro y me besara...

Y como si mis pensamientos la hubieran llamado, escuché su voz tras las puertas, ella estuvo a favor de que me quedara en la habitación secundando la opinión de Kara, y también dispuso a personas de confianza para que me custodiaran, pero... ¿por qué?, no entendía sus acciones, era todo tan errático en ella... tan fuera de control... y yo, más que nunca deseaba una explicación...

Desperté con un terrible dolor de cabeza y sintiéndome muy débil, la noche había sido tormentosa... ¿mis sueños?, recuerdos tristes de mi pasado, que se veían potenciados al caer en cuenta que la persona a mi lado era el amor de mi vida, y ahora una de mis peores enemigas

- buenos días – Kara abrió la puerta luego de golpear un par de veces

- buenos días... - me senté

- ¿cómo se siente? –

- bien, gracias por lo que hiciste anoche por mi –

- ¿lo escuchó? –

- era imposible no hacerlo –

- lamento perturbar su sueño –

- eso no importa – ella traía una bandeja entre sus manos

- le he traído el desayuno – se acercó, y dejó la bandeja sobre mis piernas – yo no puedo quedarme aquí por ahora, tengo mis deberes con la abadesa, pero, cualquier cosa que necesite, Mon El estará al pendiente – explicó – no dejaremos que nada malo le pase... - hizo un ruidillo pensativo – vendré seguido para ver cómo está –

- está bien, gracias –

- de nada – ella salió de la habitación, y yo me encargué de consumir los alimentos que me trajo

Las doncellas vinieron tiempo después para ayudarme a asearme, ellas me decían que me apoyaban, y que esperaban de todo corazón que las cosas salieran bien en el juicio...

Sabía que no podía salir de la habitación, era una prisionera en una celda de oro... tenía las comodidades, pero no mi libertad, me sentía desesperada...

- adelante – autoricé en cuanto escuché los golpes en la puerta, esta se abrió, dejándome ver a la abadesa

- reina Diana –

- Ilustrísima – ver un rostro conocido e inocente me llenaba de regocijo, dudaba seriamente que ella estuviera empapada de aquellas intenciones retorcidas

- ¿cómo está? – se acercó a mi

- no lo sé... - sentí mis ojos llenarse de lágrimas, me odiaba por mostrar tanta debilidad, pero es que me era inevitable

- lamento mucho todo lo que está pasando – su gesto lucía sincero

- yo misma me lo he buscado... por nada contracorriente – me lamenté

- creo que... intentó hacer lo correcto... su corazón preocupado y pacífico pensó en las pérdidas humanas, es usted una reina buena que piensa en su pueblo, y nadie puede decir lo contrario –

DERRIÈRE LES PORTESDonde viven las historias. Descúbrelo ahora