Capitulo 18: Normalidad

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El camino se basó principalmente en un silencio incómodo, sabía que habría de convivir con la familia del azabache, pero no esperaba que fuera tan pronto y con tal cercanía, en especial cuando no supo qué contestar ante las buenas noches del cient...

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El camino se basó principalmente en un silencio incómodo, sabía que habría de convivir con la familia del azabache, pero no esperaba que fuera tan pronto y con tal cercanía, en especial cuando no supo qué contestar ante las buenas noches del científico.

Zim se notaba altamente nervioso, no dejaba de juguetear con sus dedos, morder su labio y mover de arriba a bajo su pie derecho, incluso miraba por la ventana con las cejas levemente arqueadas.

Dib analizaba este comportamiento y le resultaba obvio después de unos minutos.

No estaba nervioso por su próxima estadía, sino que en todo el día no le había cumplido con sus nuevas necesidades carnales.

Sin embargo tenía algo qué decirle, y esperaba que fuera lo primero que hicieran al llegar, cosa que finalmente sucedió.

El profesor salió y encaminó a su casa sin mucha gracia, seguía trabajando, hablando a través de un micrófono a su "secretario", dictando, cambiando, compromisos, etcétera, Gaz salió igual, pero con una pequeña sonrisa, le gustaba los viajes en auto, en especial si estaba junto a su padre. Zim inevitablemente esperó al azabache para poder avanzar, así, éste notó que la seguridad que el Irken presumía en esa ocasión realmente era falsa, sin darle muchas vueltas avanzó con el contrario a sus espaldas.

Dib cerró la puerta al final, dejando a Zim parado a un lado de ésta.

Ambos miembros de la familia se dirigieron a sus lugares , dejándolos solos en la sala con cierto grado de incomodidad.

— Bien Zim. . . bienvenido a mi casa — Comentó con duda

— Ya he estado aquí, humano — Respondió de brazos cruzados. — ¿Vamos a tu habitación? — Clamó directo.

Dib abrió los ojos con sorpresa, sin embargo no encontró la manera de negarlo, en realidad no había razón para. Señaló con la palma abierta hacia las escaleras y el Irken subió con vanidad, Membrana ya se estaba acostumbrando a esto.

Apenas cerró la puerta tras de sí pudo sentir como la diminuta anatomía de Zim hacía hasta lo imposible por dominarlo y mas especialmente, juntar ambas bocas, se notaba desesperado, caliente, dominante, sin embargo, para nada seductor. No fue solamente por este último punto que Dib se negó totalmente, sino que solamente deseaba hacerlo sufrir un rato, teniendo prioridades.

— ¡Zim! — No pudo reprimir una risa, aunque al extraterrestre no le hizo nada de gracia tal rechazo — ¡Zim, te tengo que decir algo! — Lo apartó con cierta brusquedad, aún risueño, mas bien. . . burloso.

— ¡Tienes toda la noche para decirlo! — Se volvía a acercar, pero el azabache no hacía mas que retroceder, parecía un juego para él

— ¡Y tengo toda la noche para cumplirte tus caprichos! — Señaló, Zim gruñía. — ¡Además te duermes! ¡Si te beso ahora, te vas a dormir! ¡Y mañana no me querrás escuchar! — Argumentó

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