Capítulo 34: Percepción

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Arqueaba las cejas sudoroso con una mueca en su rostro que demostraba la intensidad de su agonía, su labio seguía igual o incluso más lastimado de como el azabache hubiera sido capaz de dejarlo, con la razón de que Zim se la pasaba mordiéndose par...

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Arqueaba las cejas sudoroso con una mueca en su rostro que demostraba la intensidad de su agonía, su labio seguía igual o incluso más lastimado de como el azabache hubiera sido capaz de dejarlo, con la razón de que Zim se la pasaba mordiéndose para tratar de aguantar un poco más. . . o tal vez para tratar de igualar la sensación de quemazón de la que tanto disfrutaba.

Simplemente estaba haciendo colapsar a su pak.

Ciertamente había hecho cambios radicales con él al simple hecho de tener tales contactos, se le había hecho necesario dormir y comer más, además de que las pocas ocasiones en que había sacado sus prótesis durante la estadía en la residencia Membrana se cansaba mucho más de lo que debería, era todo un desnivel de energías, el esfuerzo que daba en sus ósculos diarios, aparte la energía requerida para regenerar sus heridas que día con día volvían a aparecer.

Pero con lo que ahora le había hecho aguantar a su persona superaba enormemente todo eso, su corazón no se daba un solo momento para descansar y podía jurar que ya había pasado más de un desmayo, se hacía tan aplastante que no notaba cuando llegaba a su clímax de sufrimiento.

Se rasguñaba y mordía, teniendo que hacer el mismo esfuerzo en regenerarse, además de permanecer con tales agresiones todo el día, en lugar de pequeños momentos de éste como con el humano.

No había forma alguna de complacerse a sí mismo, aunque en realidad ya había tratado de lamer y besar sus alrededores, resultandole asqueroso, repugnante y para nada efectivo, sin tener otra alternativa que dañarse para tratar de soportar.

Simplemente cada día le parecía tanto más largo como tortuoso.
Un mes era el plazo requerido, según descubrió las primeras horas de su confinamiento donde su conciencia no se veía tan demacrada.

Ahora no sabía cuánto, cuánto mierda había estado ahí, parecía una sola estadía, pero una eterna, como una sola rotación que jamás, pero jamás, a pesar de tantos acontecimientos, tantas veces que vomitara aún sin haber comer, a pesar de tantas lágrimas derramadas, a pesar de que su nave apestara por su saliva que salía de la cavidad y de que hiciera tanto calor, tanto que ni el infierno podría compararse, tal vez porque para él tal cosa no existía, pero, ja, ahora él mismo lo estaba creando.

Haberse dejado besar había sido la peor, pero la peor y más estúpida decisión de su vida, maldecía a niveles casi nulos ese puto instante, aunque según él exclamaba tan fuerte que hasta sus altos lo escucharían, que vergüenza le daría.

Pero sus altos no estaban, no sabía si volverían, y aunque volvieran, ¿qué harían? Se haría de nuevo la gran medición en Irk y él ni siquiera sabía qué hora era, tal vez ya tenía nuevo alto y se ofendió por su ausencia, su tan importante presencia.

Los más altos estaban muertos, no había duda, y ese mensaje, el mensaje que había llegado hacía un mes previo de su encierro voluntario; les daban siete meses a todos los invasores que estaban a una distancia como Zim, él había desperdiciado uno de esos siete por caprichos, caprichos absurdos y estúpidas obsesiones, que pudo haber evitado con simple devoción, rectitud y disciplina, ¡por Irk! ¡todo lo que describía a la armada Irken lo había ignorado! Lo había ignorado por dejarse llevar ante inmundas tentaciones, por pasatiempos que le costaba prácticamente la vida y cordura.

Su dignidad y estatus, su persona se había visto totalmente pisoteado. . . por sí mismo.

Pensar esto (lo poco que podía articular en su revuelta mente) era lo que le causaba sus náuseas, quería sentir que se limpiaba, quería sentir que cada estúpida marca que pudo haber dejado el manipulador humano se iba, que cada gota de saliva que pudo haberse colado a sus entrañas salía, que cada vez que lo hizo temblar fuera reemplazada por un escalofrío de repulsión, cada cicatriz que le hizo fuera reemplazada por piel digna de sí.

Pero la verdad era que Zim no podría volverse a sentir tan digno como antes, era una escoria, había hecho algo que solamente haría. . . un Irken defectuoso.

Sabía que lo era.

Todos estos años lo asimiló, pero no en su exterior, en esa coraza que ocultaba toda su verdad, que cubría sus más densos deseos, y más crueles desdichas, una coraza que ni siquiera el portador tiene la capacidad de romper, sino hasta que se quiebra todo.

Siempre pensó que en Irk lo trataban diferente por eso, porque era una excepción, que era una maravilla, que era diferente, que nadie comprendió como él mismo lo hacía.
Esa masa de energía que acabó con los dos altos anteriores a los devorados por el Florpus, había sido una gran idea, solamente que no fue valorada como tal; manejó un robot en su planeta causando destrucción, claro, pero fue una muy buena destrucción, si eso hacía en su planeta, ¿que tan bien lo haría en otro? Amaba la destrucción, ¡cómo sus altos! Siempre pensó que tenía madera para ser Alto, pero que simplemente le tocó estar en un cuerpo pequeño, su pak no estaba mal, él no estaba mal, nunca estuvo mal estando en su hogar, pero ahora un humano lo había corrompido, desviado, tanto como para olvidar sus valores, sus agraciados dotes, ese planeta, simplemente debía ser llevado a la ruina.

Aunque, ¿cómo podría? Si el mismo planeta lo había arruinado a él.

Quería hacer algo bien, algo que le hiciera decir a sus superiores que él podía, a su manera, a su loca manera, pero que podía. Ahora se probaba a sí mismo, no sólo quería curarse, deseaba enseñarse que podía volver a la disciplina, a su rectitud, ¡a su devoción por su planeta y raza!

No dejaría que nadie, nadie de ellos supiera lo que había estado heciendo, no podía, nadie se debía enterar, no quería que lo siguieran llamando defectuoso, inútil, error, pequeño, quería que le llamaran invasor, útil, grande.

Iría a Irk a ver la gran medición, ser parte de ella, y aunque lo superaran por mucho y muchos, él haría que su civilización lo conmemorara por su esfuerzo, un esfuerzo que le llevó más de dos años, varios intentos de robarle su misión, intervenciones de la raza humana, y un mes de agonía intensa, él sabría que valió la pena.

Mandaría, y por Irk que juraba, por sus altos que le asignaron la misión, que llevaría a ese planeta a la ruina.

Claro, si en cierto plazo que eso llevaría no viera a su indudable debilidad.

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Hola lindos¡ ☁︎

Adivinan quien, bueno, se siente mal otra vez?

Aunque, ahora estoy tranquila, tengo muchas ganas de escribir, solo es cuestión que nadie le mueva a mi tranquilidad, jsjs,

Pero, la buena noticia, ¡Es que ya me gradué de secundaria! No hubo graduación, pinche secundaria pedorra,, pero, al menos ya puedo decir "primero acaba la secundaria chamaco miado" idk, supongo que me siento grande.

Entraré a la preparatoria que quiero y se siente bello, aunque otras cosas aplasten mi entusiasmo por vivir,,)

Ja, pero, cómo han estado ustedes¿ Qué les pareció el capítulo¿ Ni siquiera recuerdo si actualicé la semana pasada, ando, media, meh,,

Espero ustedes estén bien, no tengo mucho que hablar ahora, solo, siento el cariño en mí,,jm, el asunto aquí es saber cómo usarlo con estas tremendas ganas deeeee nada.

En fin, los quiero, amo y aprecio, lo digo en serio.

Cʜᴏᴄᴏ ♥️

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