Zim salió disparado por sus prótesis al aire, fue un salto realmente alto, tanto que se golpeó con su techo, aunque no de gran impacto como para lastimarlo
Tan rápido como se recuperó de su reciente topetazo, se dirigió enérgico a la ventana, con la obvia intención de ir lo más rápido posible al hogar del humano
— ¡Ey! ¡Ey! ¡Ahí está Mary! — Notificó Gir, apuntando hacia el rincón donde esté se encontraba, temeroso.
Zim estaba realmente tenso, su mirada se mostraba frustrada, con mucha rabia por haberse quedado encerrado por eternas horas, con una insaciable sed auto-destructiva, anhelaba sentir su boca quemándose, deseaba sentirse aprisionado y controlado por un ser inferior a él, se había convertido en su especie de fetiche.
Apenas visualizó a su presa, volvió a darse otro salto, impulsado con sus finas prótesis.
Le rodeó con la imponencia de su tecnología, imitando una especie de jaula.
Así como sus ojos se cruzaron y ambas respiraciones se convirtieron en aceleradas, fue que el Irken se abalanzó a su dirección, interrumpiendo la mordedura que Dib estaba aprovisionando a su labio inferior, causando un dolor inmediato.Aquella mezcla fue tan. . . excéntrica, al principio no sintió la desesperada lava en su interior (con la razón de que Dib había decidido dejar de tomar líquidos minutos antes de cada visita que planeaba hacia la ubicación de Zim, teniendo presente que sus besos eran algo que habría de pasar), sin embargo, aquella necesidad pasó a segundo plano, cuando de nuevo volvió a probar lo que era un beso más apasionado, permitiendo que la lengua del contrario se colara ante su cavidad bucal, no sin antes una pequeña mordida, a causa de un reflejo, pero apenas sintió un mayor potencial en términos placenteros, permitió que Dib experimentara todo lo que quisiera.
El humano recorrió el rostro del más bajo de a poco, llegando a las antenas de éste, que estaban tensas al momento de su liberación, ahora reposaban relajadas, moviéndose levemente ante el contacto de las seductoras yemas del azabache.
Zim también deseaba recompensarle con algo más que su boca, y así como creyó, comenzó a acariciar todo el cuerpo del humano, repartía equitativo su lujuria por las extremidades del de lentes.
Al más grande comenzaba a faltarle el aire, abría más grandemente su cavidad bucal intentando agarrar el preciado oxígeno sin interrumpir la situación, sin embargo a Zim le confundió esto y lo interpretó como una invitación a que su lengua intercediera.
Al sentir que ambos músculos se mezclaban e intercalaban entre sí, le invadió una sensación viscosa, pero tan placentera, llevándolo a un nuevo límite en su grado de gozo, llegando a los inicios de perderse entre la esencia de un Irken controlador.
Parecía que ninguno tenía intenciones de ser el que acabara con tal mixtura, incluso agregando más cosas para que su duración se alargarse lo más posible.
Zim, al fin Irken, cerraba su boca de a poco, quitando la lengua del contrario de su interior, aprisionando el labio inferior de éste entre sus dientes filosos, apretándolos contra la suave carne lentamente, mientras le veía a los ojos, totalmente lascivo, llegando a excitarlo, ocasionó heridas de un dolor agudo e inmediato. Dib sentía la necesidad de ventilar su herida. Apenas acabó su atentado, el Irken volvió a permitir la esencia del contrario en su interior.
Mientras el azabache lamía toda la cavidad del de ojos rosados, éste probaba la metálica sangre que se apoderaba de la mezcla pasional, dándole un toque tétrico.
Al poco tiempo, Zim empezó a sentir la inminente quemadura en sí, sintiéndose satisfecho, ya se habían lastimado mutuamente.
Se separó lentamente, saboreando cada fibra de Dib, llevándose consigo abundante gotas de sangre humana.
El Irken miró a su nemesis seductor, lamiendo lenta y sensualmente el alrededor de sus labios, adornados con un rojo carmesí. Perdido en tales acciones, sólo seguía cada movimiento del más bajo.
Éste se acercó, y con su pulgar limpió la sangre que escurría de la boca humana.Dib tomó su rostro en sus manos, dispuesto a otra ronda, igual que Zim, sin embargo éstos no contaban con que eso fue mucho para el pequeño Irken, cayendo dormido en el regazo del humano, con su rostro cerca de una zona no muy adecuada. Dib lo levantó antes de que cayera encima de su miembro, colocándolo a un lado suyo, suspiró.
Realmente sentía que eso se le podía salir de las manos, y no quería verse entrometido entre problemas mentales de Irkens, o. . . ¿tal vez si?
Un presentimiento le indicaba que siguiera haciéndolo, para ver hasta donde podía llegar la cordura de Zim por actos pasionales.
Realmente ya no era su enemigo.
Era su total amante.
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Basoexia
FanfictionHay una razón por la que en Irk está muy mal visto las muestras de afecto, pareciendo inclusive ilegal. Y es que toda raza que prueba algo excitantemente prohibido por primera vez, deseará repetirlo hasta el momento de la muerte. Esto puede implicar...