Capítulo 3: Visita

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— ¡Dib cayó encima de Zim! — Gritó Zita para los oídos de todos, los dos mencionados enrojecieron 

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— ¡Dib cayó encima de Zim! — Gritó Zita para los oídos de todos, los dos mencionados enrojecieron 

— ¡Mentiras! ¡Inmundas mentiras!

— Claro que no, yo los vi — Argumentó con la vista de cada alumno sobre ellos — Zim se sujetó de ti y tú caíste encima de él — Habló ahora dirigiéndose a Dib.

Éste último miraba a toda la atención que se concentraba en ellos con nerviosismo

— Pero fue un accidente — Explicó el de gran cabeza, todo el salón le hizo burla por lo poco convincente que se oía — Sí hubiese sido a propósito, no lo hubiese hecho frente a todos ustedes — Defendió atrevidamente

—. . . Bueno, eso si tiene sentido — Reconoció, parando con el asunto (o al menos ella)

El resto de sus compañeros continuaron con preguntas, molestando, y asumiendo cosas que no eran.

Por parte del extraterrestre, se alejó lo más posible del que minutos antes (según él) intentó algo raro, echando a perder el poco humor que había recolectado en toda la hora de educación física

Tocó el timbre por cuarta vez en el día, y los chicos más chismosos e insistentes siguieron en grandes tramos a los involucrados en el malentendido.

Ninguno satisfacía lo que la gente quería escuchar. En el pequeño cuerpo de Zim se acumulaba furia hacia el contrario, deseando que cumpliera su acuerdo de no molestarle en lo que restaba de la semana. En un punto se hartó de todos y comenzó a gritar sin vergüenza, agitándose para ahuyentar a todos, y así fue, incluso a los que no lo iban siguiendo

Para fortuna de Dib, no fue acompañado por tanto tiempo como su enemigo, puesto que ningún niño quería que lo vieran tanto tiempo junto a él, y a diferencia de Zim, que se dedicaba a gritar que nunca se relacionaría con él, Dib no decía absolutamente nada, aburriendo a los de su al rededor con rapidez

Pensaba en la muy buena hora que se le fue desperdiciada, "en lo que resta del día", ¡ya casi no quedaba nada del día! y peor aún, debería esperar toda una semana para que sus dudas fueran resueltas.

¡Al diablo! Iría a su casa, que el malentendido con el que seguramente le harían burlas el resto del ciclo valiera la pena

Abrió la puerta de su casa y gritó "¡Si llegué!" y volvió a salir en dirección a la base de Zim, literalmente.

Llegó y comenzó a tocar escandalosamente, en seco paró, recordando que los gnomos siempre lo atacaban. Se dio media vuelta y todas las miradas de los adornos de jardín lo observaban fijamente, dejó de moverse en absoluto, como si sólo lo viesen cuando hace movimientos, a su sorpresa, funcionó unos segundos, sin embargo atacaron cuando fue abierta la puerta, aunque contrario a lo que se pueda creer, no fue Dib el atacado, sino Zim.

Resulta que el repentino movimiento de la puerta puso de nervios a los gnomos, atacando a todo lo que se movió, siendo desafortunadamente el amo y dueño de éstos mismos, pero obviamente, los de sombrero de punta no reconocían a uno de otro, continuando en su ataque.

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