Dib se apresuró apenas perdió de vista a Zim en llevar la nave a su casa de nuevo, no faltaría mucho para que personas raras salieran temprano en fin de semana.
Le hubiera gustado ir a buscar los guantes de su amado antes, pero guardar esa tecnología extraterrestre era una prioridad incuestionable.
Cuando por fin logró acomodar la nave en su propiedad de nuevo, bajó de ella sonriente y se dirigió a su casa con intención de consumir agua, nunca en su vida un vaso del preciado líquido le hubiera parecido tan apetitoso, después de una noche de llorar, huir y hablar, una hidratación no le vendría nada mal.
Abrió la puerta y la cerró, suspirando, en una amalgama de alivio y descanso, por fin todo había acabado y podría empezar de nuevo en un año.
De aquí a allá, era mejor relajarse.
Apenas había vuelto a pararse cuando volteó y se dio un susto terrible, o más bien, desagradable. Ahí estaba Gazlene, suerte que dormida. Estaba en el rincón junto a una ventana abrazando un cerdito de peluche, parecía que se había quedado dormida, en ese estado parecía más tranquila que de costumbre, un alma inocente y linda, y no solo era raro por su ánimo cotidiano, sino que siempre se veía igual despierta o dormida.
Suspiró decepcionado y la pasó de largo, tratando de darle la misma importancia que ella le dio a su confianza.
Llegó al refrigerador y sacó una jarra de agua fría, de esas que guardas para que "les den ganas de tomar agua" pero dejas porque de todas formas nadie toma agua. Combinó de esta fría con agua mas tibia, creando el líquido perfecto para darle relajación, ja, el mismo que le provocaría todo lo contrario a Zim, ahora cada que tomara agua se acordaría del pequeño Irken, el cual era raro no tenerlo cerca con él, pero, ya volvería, ya lo haría.
¿Verdad?
Dejó salir su aliento, no debía empezar con la paranoia, mejor se dedicó a tomar agua en paz.
Uno, dos. . . Bien, ¡la paz se había ido después de dos minutos! Gazlene se había posicionado frente a él, obligándolo a cambiar su semblante a uno severo, enunciando un "nah" muy inaudible, pasándola de largo. Ella no hizo nada al respecto.
Ahí fue cuando comprendió que sus sospechas eran ciertas, su hermana tenía culpa, cosa que nunca había sentido, pero nunca, y jamás en su vida esperó sentir eso, sí, su hermana se había hecho más sensible pero seguía siendo igual de cruel con él, y entendió esto cuando al pasarla por desapercibida no hizo nada, no le gritó, o tal vez lo estaba ignorando como siempre, fuera lo que fuera estaba enojado con ella.
Gaz frunció el ceño, sabía lo que sentía, al pasarla como inexistente su sentimiento ya no era culpa. . .
Se convirtió inmediatamente en orgullo.
Pero que conflicto cuando se es consciente de esto pero ese pequeño bicho puede más que con tu voluntad. Pero el punto es que a Gaz nadie le gana, menos algo tan repugnante como el orgullo.
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Basoexia
FanfictionHay una razón por la que en Irk está muy mal visto las muestras de afecto, pareciendo inclusive ilegal. Y es que toda raza que prueba algo excitantemente prohibido por primera vez, deseará repetirlo hasta el momento de la muerte. Esto puede implicar...