Capítulo 26: Solos

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Dib se levantaba de su cama un día lluvioso, habían suspendido las clases en vista de tal clima

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Dib se levantaba de su cama un día lluvioso, habían suspendido las clases en vista de tal clima.

Suspiró y dirigió su mirada a su ventana, el pasto de su patio estaba más que saturado del líquido, las calles eran bañadas y los edificios roceados, eran más o menos las nueve y la mañana daba una sensación acogedora.

Escuchaba pasos en el piso de abajo, en realidad, el de muy abajo, ya que nadie estaba en la sala y/o cocina, los movimientos de su padre en el laboratorio hacían resonancia en toda su residencia.

Se mantuvo inmóvil por lo menos una hora, no había mucho qué hacer y realmente no quería salir de su cuarto, desde que se había ido Zim su vida se había tornado verdaderamente gris.

Estudiar era la única distracción, e incluso en veces no lograba concentrarse lo suficiente, perdiendo el tiempo invertido.

Pero su estático momento fue interrumpido al escuchar como tocaban su puerta.

En un muy distraído reflejo interpretó que el golpeteo era en su ventana, asomándose rápidamente, listo para rescatar de la lluvia al Irken ansiado.

Pero reaccionó como debía, restregó su diestra con su rostro y se levantó a abrir.

Era su hermana, que tenía una hoja amarilla en mano.

— Esto dice tu nombre, Dib. — Enunció ofreciendo el recado.

— Uhm. . . gracias Gaz, supongo. — Apenas extendía su mano cuando la menor prosiguió hablando.

— Dice que te cambiarán de salón — Exclamó dirigiendo su mirada al papel.

— ¡¿Lo leíste?! — Arrebató el aviso para leerlo el mismo, al tiempo que se adentraba a su habitación seguido por su hermana.

— Yo lo recibí, es lo mínimo que me merezco, si no atiendo al cartero tú ni te enteras. — Argumentó — Y es mejor a qué te hayan mandado al salón subterráneo.

El azabache suspiró y ocultó su cara con la hoja, frustrado.

— El motivo dice: Escándalos y petición del alumnado — Comentó Gaz apoyándose en la pared junto a su hermano. — ¿Qué hiciste como para que todos se hayan hartado más de lo habitual? — El mayor no contestó, simplemente no quería contar lo que había estado haciendo con el extraterrestre con poca discreción.

La de cabellos violetas suspiró ante el silencio

— ¿Tiene que ver. . . con Zim? — Interrogó como si se tratara de una adivinanza. Dib alzó la mirada curioso. — ¿Cómo fue? Que en todo este tiempo no ví que hicieran algo parecido a una maqueta. — Expuso con ironía — Sólo se encerraban todo el día. — Recordó apegando una de sus rodillas hacía sí — Y. . . recuerdo el asqueroso comentario de un idiota, diciendo que mi hermano, era "un maricon" — Decía cada vez inspirando más confianza en el azabache. — ¿Esto tiene que ver con eso? — Señaló la hoja amarilla.

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