Capítulo 44: Confianza

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Tak trataba aún de hallar a ambos amantes, en unas cuantas horas ya se asomaría el sol, por Irk, ¿cómo se habían ido

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Tak trataba aún de hallar a ambos amantes, en unas cuantas horas ya se asomaría el sol, por Irk, ¿cómo se habían ido. . .?

Estaba tan desesperada, los humanos comenzarían a salir y un vuelo a esas horas no era para nada recomendable.

Hacía ya ochenta minutos que habían salido de la base, y para ese punto ya les había perdido la pista.

Parecía un monstruo paseando por la ciudad, ni siquiera llevaba su disfraz, y su artefacto que le hacía imperceptible se había dañado desde ya hacía meses. Debió haberlo arreglado. Me confíe, se repetía, pero no era su culpa.

Todo estaba saliendo bien y ella lo había hecho bien, solo no contó con que Zim fuera tan absurdo y estúpido como para irse con Dib, pensó que todo saldría bien, ¡de acuerdo al plan!

Se dirigía a la residencia Membrana, sabía que Gaz le diría si estaban ahí, estaba segura, y aunque no le permitiera entrar, ella pasaría, su vida volvía a pender de un hilo; ¡y ese hilo lo sujetaba Zim! ¡Oh por Irk! ¡¿Por qué?!

Llegaba apenas, pero una escena le hizo extrañar. Gaz también salía, con un abrigo y la mirada baja como siempre. Pero, ¿por qué salía?

— ¡Niña Gazlene! — Llamó, esta alzó la vista y emitió un quejido de disgusto. Tak se puso a su altura. — ¡¿Dónde está tu hermano?!

— ¿Otra vez? — Preguntó sarcástica, así es como se había dirigido a ella hacía semanas, la primera vez que hablaron.

— ¡Es en serio! ¡¿Dónde rayos está tu hermano?!

— Eso también te iba a preguntar — La empujó lejos, su saliva le llegaba. — ¿Dónde está Zim? — Preguntó con su expresión de siempre

— ¡Están juntos humana! — La más alta abrió un poco los ojos, eso no era nada bueno. Guardó silencio

— ¿No lo estabas cuidando? — Tomó de su brazo y comenzó a caminar rápido, la ayudaría a buscar — ¡Te dije que no quería que lo viera! — La tomó de sus ropas y la acercó enojada. Tak la empujó

— ¡¿Y crees que yo sí?! ¡Se hará de día en unas horas!

— Por eso estaba tan feliz. . . ¡Contaba con que no podrías retenerlo! — Concluyó Gaz. — ¿Se habían hablado en estos días?

— ¡Zim apenas salió hoy! Estuve la mayor parte del tiempo con él, los he estado buscando.

— ¡¿Y qué no lo estabas cuidando?! — Repitió, ¿cómo pudo confiar así en ella? Ambas se culpaban por eso. — ¡Te dije que. . . Agh!

— ¡Lo hacía, pero sus dos condenados esclavos!

— ¡¿Te venció Gir?! ¡¿Y tú robot?!

— ¡Es un salvaje, hizo pedazos a Mimi! ¡Y Minialce me puso obstáculos en el camino!

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