Las prendas recién distribuidas serían puestas en uso muy rápidamente, inmediatamente el día después de que fue adquirido, la clase de la maestra Bitters vestía del nuevo uniforme de la eskuela
Tenían la opción de llevarlo todo el día puesto, o llevarlo en la mochila y cambiarse cuando fuese necesario.
En algunas clases no tenía mucho sentido, puesto que la hora de actividad física fuera temprana y apestaría igual o incluso más el salón, pero afortunadamente la clase de la señorita Bitters tenía este momento al final del día, y sólo una vez a la semana.
La clase estaba aburrida, no había trabajos ni palabrería, Dib sentía como sí siguiera en detención, Zim no alimentaba su curiosidad, estaba en el mismo estado que todos sus demás compañeros, mirando hacia algún punto al azar, suspiró.
Ya media clase se había dormido, y Zim lo hubiese hecho sí dormir le pareciera disfrutable
A mediados de horas escolares sonó la campana que de chicos esperaban con ansias, sin embargo para este punto de la vida, salieron del salón con la misma emoción con la que entraron
— Y bien Zim, ¿qué planeas para hoy? — Comenzó con su interrogatorio diario, cual ya tenía muy harto al de piel verde
— ¡Nada humano! ¡Y no planearé nada! ¡Deja de fastidiar! — Clamó sin querer volver a escuchar esa voz durante mucho tiempo, mucho menos sus repetitivas cuestiones
— ¿Crees que yo te voy a creer eso? ¡¿Qué planeas?! — Insistió y el más bajo lo miraba con ingenuidad, ¿cómo podía ser así de hostigoso? ¿y cómo lo había soportado todo el tiempo que llevaba en la Tierra?
— No planeo nada — Dijo simple, con la esperanza de que Dib lo dejara tranquilo
— Repito, ¿quieres que te crea? — Zim mordía su labio con furia, daban ganas de darle un puñetazo en la cara, romperle los lentes, huir y no verlo el resto de su vida, lo miserable que le quedaba
Contrariando a sus deseos más profundos, se dio la vuelta en dirección a la cafetería, con la vana ilusión de que no lo siguieran.
Fue por la cantidad mínima de comida, por su afán de parecer normal. Se situó en la mesa sola que siempre permanecía apartada para él, y sólo fue cuestión de segundos para sentir la misma insistente presencia a su lado
Tomó un puñado de comida y sin dirigirle mirada lo lanzó a su derecha, aunque Dib lo esquivó y le tocó recibirlo a la persona menos indicada para ambos, Gazlene. Zim al notar esta equivocación salió corriendo del lugar, no tardó nada para que el contrario lo siguiera, tanto para seguir con su interrogatorio, como escapando de su hermana, aunque sabía que la única manera de salvarse de su paliza era entrar y salir de su casa por la ventana, y evitar a toda costa estar cercas de ella
Dib se dio un minuto para respirar escondido en el baño, cuando le fue audible un golpeteo tan insistente como él en uno de los cubículos. Acercó el oído a donde parecía ser, y fácilmente reconoció los quejidos y gruñidos que Zim emitía, de pronto paró.
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Basoexia
FanfictionHay una razón por la que en Irk está muy mal visto las muestras de afecto, pareciendo inclusive ilegal. Y es que toda raza que prueba algo excitantemente prohibido por primera vez, deseará repetirlo hasta el momento de la muerte. Esto puede implicar...