CAPÍTULO 53. HIERBABUENA

2.9K 477 361
                                    


De aquel ataque a Jiang Cheng habían pasado casi dos semanas. La mejoría era lenta según informaban los médicos. Las transfusiones de energía seguían siendo uno de los tratamientos primordiales, incluso Jin Zixuan se había ofrecido a entrar a ese rol –situación que sorprendió sobremanera a Wei Wuxian–, también algunos de los cultivadores se ofrecieron, sobre todo el joven Liu Bohe que no había día que no fuera a preguntarle a alguien de la familia Jiang sobre los avances de su líder. Era evidente que era apreciado y su ausencia se sentía por cada rincón de Yunmeng, por eso todos querían hacer lo más posible para lograr el bienestar de Jiang Cheng cuanto antes.

Dado que los médicos notaron más estabilidad tras las transfusiones de Wei Wuxian y Lan Xichen, les pidieron que fueran ellos quienes con más frecuencia estuvieran con Jiang Cheng.

Como cada tarde, después del almuerzo, Wei Wuxian se encontraba en la habitación transmitiendo energía a su hermano. El ambiente le traía recuerdos poco agradables, la caída de Muelle de Loto, el asesinato de Jiang Fengmian y Madam Yu, Jiang Cheng siendo capturado por Wen Chao, él siendo llevado a los Túmulos Funerarios y viviendo ahí por tanto tiempo. Se sacudió por un instante para alejar las emociones negativas. No se precisaban de ese tipo de pensamientos así que necesitaba enfocarse en algo más agradable. Respiró profundamente y dejó salir el aire despacio mientras buscaba en su memoria algo que le devolviera la paz.

Su sonrisa se hizo radiante al pensar en Lan Zhan, sus ojos que parecían no comunicar nada pero que para él lo decían todo sin una sola palabra, esa expresión en sus labios que solo le obsequiaba al estar solos, sus palabras que, aunque escasas, siempre le provocaban latidos imperiosos cargados de emoción. Lan Zhan era ahora el mejor de sus recuerdos y su mejor presente. Él había logrado sacar a flote su mejor versión y le gustaba pensar que él había hecho lo mismo por Lan Zhan.

Suspiró. Lo extrañaba mucho y le hacía tanta falta, además le preocupaba el estado de Lan Xichen y seguro su hermano podría contenerlo mejor. Esperaba poder verlo pronto aunque, con tantas ocupaciones que siempre había en Gusu, tal vez iba a demorar más de lo que le hubiera gustado.

Uno de los médicos de Lanling entró y saludó con una reverencia. Su llegada le indicaba que su turno había concluido.

—A-Cheng, me voy por un rato. Volveré más tarde —sonrió—. Al menos ya tienes mejor color que cuando llegaste. Eras un verdadero desastre.

Esperaba algún reclamo, un empujón pero nada llegó.

Cerró la puerta al salir. Estaba pensando en salir fuera de Muelle de Loto en compañía de Zewu-jun ya que le inquietaba su salud y también lo que Jiang Cheng le podría reclamar si no lo cuidaba. Por la hora, tal vez estaría con los cachorros –que para su disgusto ya habían crecido bastante y le daban más terror todavía, aunque jamás le habían ladrado–, así que tenía que esperar un poco más para encontrarlo e invitarlo.

—A-Xian, qué bueno que te encuentro. ¿Todo bien?

—¡Xichen-ge, qué casualidad! Justo estaba pensando en invitarte a comer fuera de Muelle de Loto pero creí que estabas con los cachorros de Jiang Cheng y por supuesto no iría allá —se rascó la nariz—. Todo está bien, va mejorando poco a poco.

—Me tranquiliza saber eso. En cuanto a tu invitación, me parece que tendremos que dejarla para otro día. Ahora tú estarás ocupado.

—¿Yo? Pues no... no tengo nada que hacer.

Lan Xichen sonrió divertido. —Tienes visita.

Los ojos de Wei Wuxian se iluminaron de inmediato y casi da un salto de alegría. —¿Lan Zhan? ¿Llegó Lan Zhan?

UNA COLINA PÚRPURA TOCANDO EL CIELODonde viven las historias. Descúbrelo ahora