Desde el regreso de Jiang Cheng en compañía del primer maestro Lan habían transcurrido un par de días. Tal como lo anunció, Madam Yu se mantuvo lejos e ignorante del tema. De a poco volvía a hablarle a Jiang Cheng con la naturalidad de siempre y este, aunque seguía herido por las palabras que le había tirado como dagas venenosas, intentaba no comportarse hostil con ella. Consideraba que nada ganaba con ello, al contrario, el enojo y desprecio de su madre podría crecer y era algo que no quería provocar.
Jiang Fengmian por su parte aunque interesado en el estado del invitado a Muelle de Loto, dejaba que todas las cuestiones que tenían que ver con él fueran atendidas por su hijo, esperando que sus próximas decisiones fueran mejor pensadas y sin consecuencias peligrosas para otros. Desde aquella charla se había sentido inquieto e incómodo con su manera de actuar con Jiang Cheng, pero como siempre, su manera de ser no le permitía acercarse a su hijo para aclarar las cosas. ¿Miedo a la confrontación? ¿Miedo saber lo que su hijo pensaba en verdad de él? ¿Miedo a resquebrajar más su relación? Ni siquiera él mismo sabía que le impedía ser abierto con él.
Con las cosas de esa manera el único apoyo con el que podía contar Jiang Cheng era el de sus dos hermanos, que siempre solícitos ayudaban en todo lo necesario, sobre todo para ocultarle a los habitantes de Muelle de Loto que Lan Xichen estaba refugiado ahí. Al menos una de las comidas del día la tomaban los cuatro para hacerle más llevadero el encierro al primer maestro Lan. Por su parte, Lan Xichen cada día admiraba más la complicidad entre los hermanos Jiang y le recordaba a su propio hermano. Extrañamente, no saber nada de él le tranquilizaba porque las malas noticias siempre se esparcían como el polen en la primavera.
—¿Más té, Zewu-jun? —Yanli tomó la tetera para volver a llenar la taza del heredero Lan—. Me alegra mucho que esta vez comieran mejor que antes —apuntó al ver los platos vacíos de los tres jóvenes—. Bueno, A-Xian no ha perdido el apetito para nada.
—Claro que no. Me gusta la comida de Shijie, y estoy en pleno crecimiento, por eso necesito comer muy bien.
—¿Siempre estás en crecimiento? —preguntó con suspicacia Jiang Cheng mientras se cruzaba de brazos—. Si hay algo que jamás dejas pasar es la hora de los alimentos, por lo que dudo que se deba a tu aparente desarrollo, sino a que eres un comelón.
—¡No lo soy! —protestó Wei Wuxian—. Si lo fuera estaría pasado de peso. Es propio de nuestra edad, Jiang Cheng —giró la cabeza hacía el invitado—. Zewu-jun, seguro Lan Zhan también come mucho. ¿Cuál es su platillo favorito? ¿Él cocina?
Con una sonrisa divertida, Zewu-jun negó. —Wangji, es bastante sobrio. Además, recuerde la regla de Gusu: No comer más de tres tazones. Así que esta vez no podré apoyarlo joven amo Wei. En cuanto a su comida favorita, la verdad es que no tiene alguna en particular. Debo decir que ahora que he probado la comida en Yunmeng, el joven amo Jiang estaba en lo correcto al decirme que es deliciosa, o quizá sea el toque Lady Jiang le da.
—Gracias, primer maestro Lan. Me gusta consentir a mis pequeños hermanos, por lo que tuve que aprender a hacer buenos platillos para ellos —Yanli le sonrió.
—Zewu-jun, no quiero ofender a los cocineros de su secta —comenzó a comentar Wei Wuxian mientras acariciaba su vientre—, pero la comida en Gusu es... ¿cómo debería decirlo para que no se escuche mal?
—Ten mucho cuidado con tus palabras, Wei Wuxian —advirtió Jiang Cheng mientras le señalaba con el dedo—. No eres precisamente prudente a la hora de hablar... ni de actuar, ni nada.
Rodando los ojos Wei Wuxian le sacó la lengua. —Es insípida, quiero decir, podría estar mejor en cuanto al sabor. Como alimento está... mehhh... —se encogió de hombros.
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UNA COLINA PÚRPURA TOCANDO EL CIELO
FanficEsta historia se encuentra publicada gratuitamente en Wattpad. Si lo encuentras en otro lado es un plagio. Mientras Jiang Cheng lucha por estar a la altura como futuro líder de la secta Yunmeng Jiang, la compañía gentil así como los sabios consejos...