CAPÍTULO 63. MIMOSA

2.6K 454 315
                                    


La cuidadora que antes se había disculpado por el comportamiento del niño, ahora no podía disimular la sorpresa de ver a Lan Jingyi tan en paz. Tal como se lo había dicho al Líder, el pequeño Lan era muy inquieto –dentro de los estándares de los Lan– y constantemente tenían que lidiar con sus travesuras, así que verlo tranquilo y en tanta confianza con Lan Xichen era simplemente impresionante. Por supuesto que era una imagen enternecedora, pero le preocupaba que el pequeño se acostumbrara a la presencia del líder para poder dormir.

Wei Wuxian no estaba menos sorprendido, pero no por la actitud de Lan Jingyi sino por la de Lan Xichen. Lo había visto pocas veces interactuando con A-Yuan, siempre atento y amable, pero nunca había hecho algo como lo que hacía con aquel pequeño que dormía entre sus brazos. Sonrió divertido, quizá su querido cuñado no estaba consciente de lo que esa simple acción podría significar.

—A-Yuan, ¿conoces a ese niño? —le preguntó mientras tomaba asiento todavía con el pequeño cargado.

El pequeño asintió con una sonrisa. —Es mi amigo. Se llama A-Yi y me hace reír mucho. Es pequeño, por eso yo lo cuido —agregó en tono orgulloso.

—¿Ah sí? Nunca me habías contado de él, creo que tampoco se había acercado.

—Mmmm... bueno A-Yi llegó... llegó... ¿Cómo se dice cuando pasan muchos días y noches?

—¿Semanas?

A-Yuan frunció el ceño tratando de analizar si la información que quería dar empataba con lo recién aprendido. Supuso que era correcto y asintió.

—Entonces tú lo cuidas. Eres un buen niño —acarició su cabeza—. ¿Se mete en problemas o por qué es que lo tienes que cuidar?

Mientras movía las piernitas, A-Yuan pensaba en su respuesta. —Le gusta jugar y hablar mucho. La señorita Zhao dice que debe estar quieto pero él no puede, quiere hacer muchas cosas. Para que no lo regañen, me estoy muy cerca de él y así se queda sentado. No me gusta que lo castiguen —hizo un pucherito.

—¡¿Lo castigan?! ¿Cómo?

—Allá —señaló un rincón de la amplia habitación—. Lo dejan de pie en ese sitio.

Wei Wuxian frunció el ceño. Sabía que la secta era por demás disciplinada pero castigar a un pequeño, que todavía no comprendía del todo lo que era permanecer tranquilo y atento, le parecía bastante cruel y no tan eficaz. Evidentemente no tenía el derecho de opinar sobre los asuntos de educación en la secta pero al menos les haría notar que debían relajarse en cuanto al trato a los menores que todavía ni siquiera iniciaban su instrucción como cultivadores.

—Pues sigue cuidando de él para que no pase eso —sonrió Wei Wuxian—. Buen chico —tocó su nariz haciendo reír al niño.

Siguió jugando un rato más con A-Yuan mientras conversaban de otras cosas. Lan Jingyi seguía dormido y Lan Xichen aprovechó esto para acercarse a la encargada, cuyo semblante de sorpresa y curiosidad no había cambiado mucho.

—Líder, si gusta puede darme al niño. Voy a recostarlo.

—No hay necesidad. Yo puedo seguir cargándolo —sonrió—. No vengo habitualmente pero no recuerdo haber visto a A-Yi en otras visitas.

La mujer asintió. —Prácticamente acaba de ser puesto bajo nuestros cuidados. Su padre fue herido en combate durante la Campaña —desvió la mirada—. Sé que sufrió durante el tiempo que le quedó de vida como consecuencia de esas heridas, hasta que falleció antes de que el niño naciera. Le sobrevivió su madre pero siempre fue una mujer muy frágil, y aunque seguía al pie de la letra cada recomendación de los médicos, hace poco también murió. A-Yi es muy pequeño como para entender lo que sucedió, no hay día que no pregunte por su madre y ninguna de nosotras sabe cómo contestar. Como le dije antes, es un pequeño muy inquieto. Quizá acostumbrado a que su madre no podía estar detrás de él para sosegarlo es que se comporta así. Hemos tratado de educarlo pero parece no entender muy bien, salvo cuando A-Yuan se lo pide. Es un chico que nos ha ayudado mucho —comentó avergonzada—. Me disculpo en nombre de todas por no poder ser tan eficaces con A-Yi.

UNA COLINA PÚRPURA TOCANDO EL CIELODonde viven las historias. Descúbrelo ahora