CAPÍTULO 27. JAZMÍN

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Ya que Lan Xichen había aceptado la invitación de Wei Wuxian, los cuatro caminaron por el pasillo que los llevaría a una de las habitaciones, dando una espectáculo de elegancia y belleza. Los dos Jade vestidos de blanco parecían flotar cuando entraron a la habitación; Jiang Cheng, en su característico tono púrpura, agregaba al grupo el toque de distinción y severidad; para completar el cuarteto, Wei Wuxian, exudando seguridad vestido totalmente de negro, contrastaba en actitud con la de los demás, con una sonrisa torcida como si tuviera bien calculados cada uno de sus movimientos.

Tomaron asiento alrededor de la pequeña mesa. El único que hablaba casi sin parar era Wei Wuxian que convenientemente permaneció al lado de Lan Zhan, provocando así que Lan Xichen y Jiang Cheng quedaran sentados juntos.

—Pidamos licor y algo de comida —propuso Wei Wuxian con una adorable sonrisa, pegándose al costado de Lan Wangji como si fuera un minino.

—Dijiste que solo era un trago, Wei Wuxian —Jiang Cheng rodó los ojos.

—Yo no comí nada en el sitio donde estábamos. Además, en su mayoría había licor y la poca comida que probé no me gustó mucho. No pasa nada si compartimos algún platillo. Deja de ser tan aguafiestas, eres muy joven para estar tan amargado...

—¡Tú!

Lan Xichen intervino justo a tiempo para detener la pequeña pelea con ese toque tan sutil tan propio de él. —También tengo hambre. Joven amo Wei, por favor hágase cargo de lo que beberemos y comeremos, si es tan amable.

—Por supuesto.

Luego de un tiempo sobre la mesa estaban un par de botellas de licor y los cuatro tazones vacíos donde antes había humeado una deliciosa sopa de pollo y fideos. Respetando la costumbre de los Lan, ninguno habló mientras degustaban el caldoso plato. Fue hasta que todos terminaron que, sin decir nada, Wei Wuxian se encargó de destapar una de las botellas y servir a partes iguales algo de licor en los vasos frente a ellos, pero al llegar el turno de servirle a Lan Wangji este puso la mano sobre el pequeño vaso, impidiendo que le sirvieran.

—¡Lan Zhan! ¿Por qué haces eso? Por poco y te lleno la mano de licor —dijo con el ceño fruncido Wei Wuxian.

—No quiero.

—Pero... pero... —volteó a ver a Lan Xichen, esperando encontrar en él algún apoyo, pero el Líder Lan solo esbozó una sonrisa.

Decepcionado, chasqueó la lengua. —Vamos Lan Zhan, es un trago pequeño. Mira a tu hermano, él no puso objeción y no le serví mucho, respetando su costumbre. Solo será un pequeño brindis —recargó la cabeza sobre su hombro—. Da solo un sorbo, ¿sí? Esto es para honrar las buenas relaciones de nuestras sectas. No pasa nada con un inocente sorbito. Anda, anda... bebe conmigo... con nosotros —corrigió—. Celebremos nuestra victoria.

Lan Wangji no solo estaba cansado, sino también algo molesto porque después de un par de años, Wei Wuxian seguía poniéndose en peligro al usar energía resentida y eso provocaba entre ellos más enfrentamientos de lo normal, porque seguía insistiendo en su idea de llevarlo a Gusu y él en evadir darle una respuesta; nunca llegaban a acuerdo.

Observó de reojo a Wei Wuxian y con lentitud retiró la mano que cubría el vaso permitiendo que le sirvieran un poco de licor.

—¡Excelente! ¡El primer brindis será por Lan Zhan! —vitoreó Wei Wuxian con una radiante sonrisa.

—¿No dijiste que el primer brindis es para honrar la buena relación entre Yunmeng y Gusu, tonto? —Jiang Cheng alzó una ceja mientras se acomodaba las largas mangas de su hanfu—. Si el segundo maestro Lan no desea beber más que un sorbo, será mejor que cumplas tu primera intención.

UNA COLINA PÚRPURA TOCANDO EL CIELODonde viven las historias. Descúbrelo ahora