CAPÍTULO 73. APOCYNUM

2.1K 373 214
                                    


A su llegada al Reino Impuro, Nie Mingjue no demoró en organizar una estrategia que consiguiera sacar toda la información necesaria. Estaba extremadamente molesto pero, para lograr su cometido y ayudar a su mejor amigo a obtener justicia, tenía que controlarse.

Para no alertar al médico era necesario llamarle con un motivo que él tomara como habitual y así encontrarlo con la guardia baja pues todos estaban seguros que desde la desaparición de Meng Yao, estaría nervioso y buscando cualquier señal que le indicara que estaba en problemas.

Nie Huaisang fue el encargado de fingir un malestar y uno de sus allegados en la secta recibió la orden de ir por el médico. Tenía que ser él porque, en palabras del menor de los Nie, era el médico en quien más confiaba y la situación que quería tratar con él era delicada y algo vergonzosa.

No era raro que Nie Huaisang le consultara algo, así que cuando recibió el llamado por parte del discípulo no sospechó que iría directo a una trampa de la cual no podría escapar ni con toda su astucia.

Ya el menor de los Nie estaba recostado en la cama cuando el médico entró, tan servil como siempre. Cuando estaba a punto de hacer sus acostumbradas preguntas para saber lo que le aquejaba a su joven paciente, Nie Mingjue junto a los dos Jades salieron de su improvisado escondite, bloqueando cualquier salida, incluso dificultando que hiciera algún movimiento para defenderse o atacar; de todos modos estaba tan asustado que no pudo reaccionar.

—¿Por qué tan asustado? —preguntó Nie Mingjue con una calma inusual. Quizá muy en el fondo deseaba cortarlo en pedazos.

—Líder. Qué sorpresa verlo aquí, y en compañía de Zewu-jun y Hanguang-jun. ¿Qué sucede? —vio a Nie Huaisang que solo le sonrió.

—Eso es lo que yo quiero saber, qué es lo que ha estado sucediendo durante todo este tiempo bajo mis narices —alzó la voz pero el suave toque sobre su hombro por parte de Lan Xichen, le hizo calmarse otra vez—. ¿Dónde está Meng Yao? ¿Vas a hablar sin que tenga que usar la fuerza?

—Mi señor... n-no sé de lo que habla. Lo juro. —Se arrodilló.

—Xichen, habla tú porque estoy a punto de darle su merecido a esta sabandija.

Lan Xichen se puso en cuclillas, como si estuviera a punto de hablar con un niño. Su rostro estaba serio pero no expresaba la misma rabia que Nie Mingjue en esos momentos. —Necesito que hable con la verdad. La vida de mi esposo corre peligro, antes ya habían logrado dañarlo severamente y una vez más no lo voy a permitir. ¿Usted supo desde siempre los planes de Meng Yao?

—¡Zewu-jun! —gimoteó— ¡Él me obligó a servirle! ¡Estaba amenazado!

La expresión de incredulidad por parte de Nie Mingjue hizo que el médico fijara la vista en él para después hacer una pronunciada reverencia —¡E-Estoy diciendo la verdad! Él me amenazó para que le ayudara.

—¿Con qué te amenazó? —siguió preguntando Lan Xichen.

—M-Me, me iba a matar... Dijo que le diría al Líder que yo había planeado el ataque al Líder de Yunmeng Jiang. Pero yo no fui... ¡Lo juro!

—¡¿Y por qué no fuiste a decirme?! —Nie Mingjue estaba tan enojado que lo tomó de los hombros y con un solo movimiento hizo que se pusiera de pie— ¡¿Acaso me crees tan poca cosa como para no poder ponerlo en su lugar?! Lo que estás diciendo son mentiras, no soy tan credulo e idiota para no verte y saber que todo lo estás inventando.

—¡Mi señor! —lloró el médico.

—Faltaste a las reglas de Qinghe al darle xuejie para sus intereses. Necesito saber todo lo que él te contó. ¡Ahora!

UNA COLINA PÚRPURA TOCANDO EL CIELODonde viven las historias. Descúbrelo ahora