CAPÍTULO 68. THYMUS

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Las selectas invitaciones que fueron entregadas a los demás líderes para la celebración, tomaron por sorpresa a cada uno de ellos; nadie tenía idea de lo que sucedía entre los dos líderes y, sabiendo que ahora dos de las sectas más importantes iban a estar estrechamente ligadas, significaba que su poderío aumentaría pues su unión podría significar la formación de nuevos cultivadores que aprendieran las técnicas de Yunmeng Jiang y Gusu Lan.

Precisamente eso fue lo que más le impactó a Jin Guangshan. Su intención siempre había sido promover un segundo compromiso que volviera a unir a su secta con la del Líder Jiang, encontrado en su sobrina el perfecto pretexto para lograr su ambición, pues no es que estuviera preocupado por el futuro de Yunmeng Jiang, sino que tenía toda la intención de irse metiendo de poco a poco en esa secta hasta que terminara totalmente subordinada a las necesidades de Lanling Jin, pero eso ya no podría ser. Ahora comprendía por qué nada de lo planeado había tenido fruto, pues Jiang Cheng tenía ya otros intereses. Le impresionaba también que los ancianos de Gusu dieran su consentimiento para tal unión y tampoco descartaba la idea de que ellos planearan algo parecido a lo que él tenía en mente desde hace mucho tiempo. De todos modos, esperaba que los intereses de tan importantes sectas fueran el obstáculo perfecto para que después de un tiempo todo terminara entre ellos.

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La ceremonia llevada a cabo en el Receso de las Nubes fue solo una confirmación pública de lo que había sucedido en lo secreto de aquel bosque. Por supuesto que al ser menos íntima era algo molesta por cumplir ciertos protocolos, sobre todo para Jiang Cheng, pero también era significativo para ambos poder compartir esa alegría con las personas importantes en su vida, como Lan Qiren y Jiang Yanli, que desde un principio debieron estar con ellos pero las circunstancias no lo habían permitido.

Después de los parientes más cercanos de Lan Xichen y Jiang Cheng, Nie Mingjue era quien más se mostraba feliz por la unión. Al conocer al Líder Lan desde su niñez había aprendido a no solamente a reconocer sus diferentes reacciones, sino también saber sus secretos, miedos, deseos, tristezas. Sabía que siempre había tenido el anhelo de encontrar a alguien con quien compartir su vida, y nunca imaginó que la encontraría en el Líder Jiang que era todo lo contrario a Lan Xichen, o al menos eso era lo que dejaba ver. Sin embargo al verlos juntos podía comprobar que se amaban intensamente, prueba de ello era su osadía al contraer matrimonio a escondidas, yendo en contra de cualquier precepto o costumbre.

Admiraba su entrega, esas ganas de ir contra corriente por defender lo que para ellos era valioso y ahora que los veía, también sentía el deseo de encontrar a una personas que le hiciera sentir de la misma manera. Quizá se encargaría de ello en un futuro cercano.

Ciertamente se sentía feliz por ellos, pero le inquietaba el cambio de actitud en Meng Yao desde que aquella invitación había llegado al Reino Impuro. Se mostraba taciturno, más reservado y a veces la seriedad rayaba en el mal humor. Hasta cierto punto quería comprenderlo pues sabía bien del afecto que sentía por Lan Xichen, y el hecho de saber que toda oportunidad estaba perdida, seguro le había dolido bastante, experimentando un duelo que le afligía. A la vez, todavía tenía la sospecha de que no solo se trataba de una decepción a un amor unilateral sino además al plan fallido que en apariencia él había orquestado para asesinar al Líder Jiang. Era probable que su comportamiento en los últimos días se debía a una mezcla de sentimientos negativos que le iban carcomiendo, sobre todo al tener que permanecer en silencio sin la oportunidad de desahogarse con nadie más.

Sentía lástima por él pero eso no nublaba su pensamiento y habilidad para mantenerlo vigilado. Nadie podía mantener una fachada por toda la vida, siempre habría alguna circunstancia que provocaría sacar su verdadera naturaleza y solo era cuestión de esperar a que eso sucediera con su subordinado. Por todas esas causas, no insistió en que lo acompañara a la ceremonia; solo él, Nie Huasiang y un par de cultivadores habían asistido, dejando a Meng Yao a cargo de la secta.

UNA COLINA PÚRPURA TOCANDO EL CIELODonde viven las historias. Descúbrelo ahora