CAPÍTULO 76. FRESIA

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La confesión de Lan Xichen mantuvo despierto a Jiang Cheng durante una buena parte de la noche. Estaba emocionado de considerar la posibilidad de vivir juntos en Muelle de Loto; quizá desde que formalizaron su relación tenía un deseo oculto de ya no separarse jamás, pero también tenía clara la idea de no querer abandonar Yunmeng Jiang para unirse a Gusu Lan. Desde siempre le pareció egoísta ese pensamiento porque no quería pedirle a su esposo que abandonara su hogar para unirse a él, pero no podía evitar sentir que si abandonaba su secta era una gran traición a sus padres y a la promesa de vigilar que todos estuvieran seguros, así que siempre se sintió en una encrucijada. Ahora que había sido el propio Lan Xichen quien había tomado la iniciativa, se sentía más tranquilo, pero de todos modos no estaba seguro de si era una buena idea.

Probablemente, muy en el fondo, todavía rondaban los fantasmas de su pasado que lo habían convencido de no ser lo suficientemente bueno como para propiciar que alguien se quedara a su lado y lo amara a ese grado de compromiso.

Cuando por fin pudo dormir, imaginó varios escenarios para la nueva etapa que Lan Xichen proponía iniciar, pero también lo asaltó una pesadilla donde Meng Yao lograba matar al amor de su vida y esto le provocó despertar alterado y con temblores en las manos. Casi de inmediato, su amado esposo despertó y al ver que Jiang Cheng estaba tan sobresaltado, lo abrazó para poder consolarlo.

—A-Cheng, tranquilo. Fue un sueño... —acarició su espalda.

En cuanto sintió el abrazo confortante de Lan Xichen, Jiang Cheng se aferró a él, tomando una gran bocanada de aire. Todavía podía sentir su corazón latir acelerado, pero el toque de su esposo estaba logrando tranquilizarlo. El sueño había sido tan vívido que si Lan Xichen no hubiera estado allí en ese momento, muy probablemente habría viajado al instante para ir al Receso de las Nubes y corroborar que estuviera sano y salvo.

—Ya estoy bien —recargó la cabeza sobre su hombro—, pero no quiero que me sueltes. A-Huan, no puedo permitir que nada te pase.

—Nada va a pasarme, A-Cheng. ¿Esto es por el plan del que hablamos esta tarde?

—No lo sé. Puede ser que sea así... —Se levantó despacio para poder tomar entre sus manos el rostro de Lan Xichen—. Eres lo más preciado que tengo... tú has traído toda la felicidad que un día dejé que se fuera de mi vida, me has regalado a mi lindo A-Yi como hijo, no quiero que nada les pase. Soy capaz de hacer lo que sea para protegerlos.

El líder Lan sonrió enternecido y besó su rostro hasta llegar a sus labios. —Tú me has protegido siempre, también a A-Yi. Sé que lo que haremos es riesgoso, pero es la única salida para poder vivir en paz. Pero si tanto te inquieta, entonces busquemos otra manera de enfrentar este problema.

Antes de poder responder, Jiang Cheng volvió a besar una y otra vez los labios de su amado porque era un contacto que lograba tranquilizarlo poco a poco. —No, no quiero eso, porque sé que es el único modo de terminar con esto. Sin embargo, estoy muy nervioso y también tengo ganas de salir a buscar a ese maldito para matarlo con mis propias manos. Odio esta sensación de incertidumbre.

—Pronto estaremos bien y esto solo se quedará como parte de nuestro pasado y de lo que nos ha hecho crecer —le sonrió—. Te prometí que no me iría lejos de ti, ¿recuerdas? Siempre cumplo mis promesas, mi amor.

—Lo sé. Más te vale que esta ocasión no sea la primera que no logras realizar —sonrió—. Intentemos volver a dormir —se acurrucó entre los brazos de Lan Xichen—. Huan-gege, te amo.

Lograr que Jiang Cheng fuera expresivo con sus sentimientos había sido un largo camino de mucha paciencia y comprensión. Nunca se contuvo de hacerle saber lo mucho que lo amaba con la intención de que él también se sintiera cómodo de hacerlo. Por eso escucharlo y experimentar su cariño sin restricciones le hacía muy feliz. Besó su cabeza y acarició su brazo. —Te amo, A-Cheng. Por favor, nunca dejes de decirme de esa manera.

UNA COLINA PÚRPURA TOCANDO EL CIELODonde viven las historias. Descúbrelo ahora