Era momento de volver, ya habían estado mucho tiempo escondidos en aquel sitio. Ninguno de ellos deseaba terminar con el improvisado paseo, pero no podían quedarse por más tiempo. Probablemente algunos discípulos estuvieran buscando a Jiang Cheng para consultarle algunos asuntos o los sirvientes estaban listos para servir la cena. Mientras el Líder Lan recolectaba las semillas que habían dejado tiradas, Jiang Cheng tomaba los remos para comenzar a navegar. El chapoteo que hacían al entrar en el agua era mucho más sonoro porque el lugar estaba totalmente en silencio dando una sensación de paz.
El bote flotaba lentamente para irse acercando al embarcadero. Al no tener contemplado estar tanto tiempo en el lago, Jiang Cheng no había procurado hacerse con una linterna, pero conocía tan bien el lugar que no fue necesaria para llegar sin problema hasta el lugar donde ató el bote con mucha destreza. Se notaba que tenía toda su vida haciendo eso pues sus movimientos estaban medidos. Lan Xichen observó con discreción mientras Jiang Cheng salía del bote tras asegurarlo.
—Ven... —le extendió la mano—. No quiero que vayas a caer y empaparte.
—Gracias. —Lan Xichen sonrió tomando la mano que le ofrecía el Líder Jiang—. Sería muy desafortunado que cayera al agua, sin embargo, si eso sucediera creo que me vería bien con la ropa de Yunmeng Jiang, ¿no te parece?
Imaginarlo con los hanfu propios de su secta le causó un cosquilleo en el estómago. Ciertamente se vería bien con otro color que no fuera el blanco o las tonalidades en azul de Gusu Lan, y ahora que tenía eso en mente no sería fácil quitarse la imagen.
—Tendrías suerte de ir vestido como alguno de mis discípulos —bromeó Jiang Cheng, pero solo con la intención de distraerse de su imaginación.
Se fueron aproximando a un sirviente que al parecer llevaba tiempo en espera, porque en cuanto los vio acomodó sus ropajes y compuso su postura.
—Líder... Zewu-jun —saludó con una reverencia a ambos líderes—. La cena está lista, si gusta podemos servirla en unos minutos mientras ustedes se lavan.
—Está bien, gracias por avisar. Tomaremos la cena en la veranda, así que preparen todo.
La veranda justamente era el lugar donde había visto por primera vez a Jiang Cheng, y dado que Muelle de Loto había cambiado después de su caída, no estaba muy seguro de donde era el lugar exacto en el que habían estado mientras buscaban los necesario para las casas de las ranas. De todos modos, estar junto a Jiang Cheng tornaba todo en un lugar y momento especial.
Siguieron caminando por Muelle de Loto. El lugar le pareció familiar pero no creyó que se dirigieran al mismo sitio donde lo habían mantenido a salvo durante aquel cobarde ataque a Gusu. Sentía nostalgia de recorrer ese camino otra vez, aunque evidentemente había ciertos cambios y estaba fascinado de poder contemplar con sus propios ojos lo que su amado había logrado en ese tiempo.
—Esta será tu habitación —anunció Jiang Cheng mientras abría de par en par las puertas—. Creo que debes recordarla, ¿no es así?
—Por supuesto. Jamás olvidaría este lugar. Tiene un ambiente diferente a la de esos años, sin embargo es significativo y por eso lo conservo especialmente en mi memoria. De todos modos me gustaría saber dónde están tus habitaciones. Ese lugar no lo conozco.
Jiang Cheng levantó una ceja. No entendía qué de atrayante era saber dónde era que dormía, y por supuesto, no le diría que muchas noches las pasaba en la habitación que le serviría para descansar esa noche. —Bien, cuando me acompañes en la ronda nocturna te mostraré el sitio. —Se dio media vuelta para alejarse—. Vendré por ti en diez minutos para ir a cenar.
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UNA COLINA PÚRPURA TOCANDO EL CIELO
Hayran KurguEsta historia se encuentra publicada gratuitamente en Wattpad. Si lo encuentras en otro lado es un plagio. Mientras Jiang Cheng lucha por estar a la altura como futuro líder de la secta Yunmeng Jiang, la compañía gentil así como los sabios consejos...