CAPÍTULO 69. ACANTO

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En medio del bosque estaba una pequeña cabaña, era modesta pero no por eso dejaba de ser bonita. Era el lugar ideal para vivir días tranquilos. El pueblo más cercano se encontraba a unas dos horas a caballo, así que era muy raro encontrar personas transitando a los alrededores. Se podría decir que además de lo acogedor que era, también se trataba de un sitio propicio para ocultarse y era precisamente por ese motivo que Meng Yao había elegido ese paraje.

Necesitaba de toda la privacidad posible para sentirse libre de hacer cuanto quisiera. Se sentía complacido de haber encontrado el lugar y por eso se esmeraba en mantenerlo impecable sobre todo cuando la reunión que aguardaba era de suma importancia.

Revisó todo otra vez, ya había perdido la cuenta de en cuantas ocasiones lo había hecho; su ir y venir por la cabaña solo indicaba que estaba nervioso, expectante ante la emoción.

Cuando la puerta se abrió, Meng Yao sonrió adorablemente y caminó hasta los brazos de Lan Xichen, que también lo envolvió para luego besar su frente y sonreírle. Se sentía como un sueño por fin sentir el calor del hombre por el que había estado años obsesionado. Creía que en cualquier momento su corazón estallaría de alegría, pues jamás se había sentido tan dichoso.

Levantó la vista para ver directo a los ojos del Líder Lan y acarició su mejilla.

—Siempre supe que sentías lo mismo que yo... fui tan tonto al conservar todo el amor que te tengo por tanto tiempo. Si hubiera hablado antes, tú no te habrías casado con ese hombre —Meng Yao se perdía en los ojos luminosos de Lan Xichen—. Quiero permanecer aquí para siempre.

Lan Xichen se agachó despacio con la intención de besar a Meng Yao...

Con el corazón alterado, Meng Yao abrió los ojos y se tocó los labios. Otra vez había tenido ese sueño; era uno que se había tornado recurrente, solo que con el paso de los acontecimientos algo se iba agregando y por lo tanto el resultado era diferente, pero para él, soñar con Lan Xichen era una recompensa por los terribles días que atravesaba.

Si bien el sueño era en ocasiones repetitivo, la diferencia a este era que él lo estaba interpretando como una epifanía. Le parecía lógico, ahora que lo pensaba, que Lan Xichen hubiera visto como única opción al engreído Líder Jiang, cuando él nunca había tenido la valentía de confesarle sus sentimientos. Ese sueño le había hecho ver su gran error al no ser honesto, y no podía permitir que los días avanzaran para seguir de la misma manera.

Estaba convencido de que sí confesaba lo mucho que amaba a Lan Xichen, este renunciaría a todo para poder estar juntos. Su amabilidad y todas las molestias que se había tomado para con él no podían ser motivadas por otro sentimiento que no fuera el del amor.

Se golpeó la frente para reprenderse. Cómo era posible que no hubiera visto las señales, pero todavía podía hacer algo para remediarlo y por eso buscaría cuanto antes la forma de verlo para poder hablar.

Con ese pensamiento volvió a acomodarse en la cama, cerró los ojos esperando volver a soñar nuevamente para así poder besar a Lan Xichen, al menos en un sueño por ahora.

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UNA COLINA PÚRPURA TOCANDO EL CIELODonde viven las historias. Descúbrelo ahora