CAPÍTULO 40. TULIPÁN NARANJA

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Aquel día Jiang Cheng despertó más temprano que de costumbre con la intención de despedir a Lan Xichen. Ninguno de los dos deseaba separarse pero, como líder, Lan Xichen tenía situaciones que atender con urgencia. Si quería volver a ver a su querido Jiang en un tiempo próximo, tenía que tomarse muy en serio su papel, a fin de que ni su tío o alguno de los ancianos tuvieran queja de su desempeño.

Por su parte, Jiang Cheng prometió hacerse un espacio para ir a Gusu o bien encontrarse en un punto no muy lejano al Receso de las Nubes por si Lan Xichen tenía que volver con urgencia.

Luego de tomar el desayuno juntos, caminaron hasta el embarcadero donde una bote llevaría al Líder Lan y los cultivadores que le acompañaron al camino que era más corto para volver a Gusu. Ya antes, en la privacidad del Mengjian se habían despedido, con un par de besos cortos y un abrazo que duró poco a comparación de lo mucho que ambos deseaban permanecer juntos; así que estando ya a vista de discípulos de ambas sectas y sirvientes de Yunmeng, los dos líderes solo hicieron una reverencia solemne antes que el Líder Lan subiera a la barca. Los sirvientes entregaron a los discípulos de Gusu un par de paquetes con comida para el viaje, luego de eso el viaje de regreso comenzó.

Un par de semanas después de aquella despedida, Jiang Cheng se había enfocado en el adiestramiento a los discípulos y en vigilar el avance de los candidatos a iniciar su educación como miembros de Yunmeng Jiang

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Un par de semanas después de aquella despedida, Jiang Cheng se había enfocado en el adiestramiento a los discípulos y en vigilar el avance de los candidatos a iniciar su educación como miembros de Yunmeng Jiang. Tenía como finalidad hacerse de un buen número de cultivadores, pero no solo buscaba cantidad, más que eso, era la calidad en lo que estaba más interesado. Aquel día terminó bastante satisfecho al comprobar que la mayoría de los postulantes estaba comprometido con el entrenamiento previo y le sería fácil deshacerse de los demás que se distraían con facilidad. De su madre había aprendido a presionar, a sacar las mejores cualidades a base de trabajo duro y exigencia, sin embargo tampoco quería repetir el patrón de rigurosidad porque en ocasiones más parecía humillación que un deseo genuino de excelencia. Con esto en mente, sí era estricto pero procuraba no degradar o avergonzar a quien viera menos comprometido.

—Han mejorado mucho —les dijo mientras secaba el sudor de su frente—. No olviden que para lograr la excelencia es necesaria la práctica y el compromiso. Es decir, pongan en práctica los ejercicios no solo cuando estén aquí. ¡Comprométanse!

—¡Sí, líder! —respondieron al unísono los candidatos.

Tras refrescarse, pasó a revisar la correspondencia. De entre todos los sobres, uno llamó su atención porque conocía su procedencia: Era de Lanling. Con entusiasmo abrió el sobre, estaba seguro que se trataba de su hermana y al comprobar que no se equivocaba sonrió mientras comenzaba a leer.

Su sonrisa se hizo más amplia cuando leyó que deseaba visitarlo en Muelle de Loto. Ella sabía que no necesitaba avisar, que era su hogar y sería bien recibida por todos en cualquier momento, pero siempre había sido considerada y se sujetaba a los protocolos entre sectas, sin importar que no fueran necesarios.

UNA COLINA PÚRPURA TOCANDO EL CIELODonde viven las historias. Descúbrelo ahora