CAPÍTULO 58. CLAVEL MATIZADO

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La sospecha de que fuera Meng Yao quien urdiera tan perverso plan para asesinar a su pareja simplemente no le permitía concentrarse en nada. Lo conocía desde hacía muchos años y siempre se mostró gentil, amable y, sobre todo, sensato. En sus conversaciones dejaba en claro que mucho de lo que era y sabía se lo debía a Nie Mingjue que prácticamente lo había tomado como miembro de su familia, por lo que además era de confianza, muy fiel.

¿Qué le estaba motivando a comportarse de esa manera? ¿Por qué? ¿Para qué? Tenía demasiadas preguntas pero las respuestas solo las tenía él en caso de comprobarse que sí era el culpable. De todos modos, era muy difícil dar con la verdad, se necesitaba de mucha astucia ir un paso adelante de la persona que estuviera detrás del ataque.

Cerró los ojos mientras intentaba clarificar su mente. Meng Yao era su amigo pero Jiang Cheng era su daolu, la persona más importante de su vida y no dejaría que nada ni nadie le hiciera el más mínimo daño.

—¿En qué tanto estás pensando? —preguntó Jiang Cheng mientras tomaba asiento—. Por favor, no me digas que sigues preocupado.

Lan Xichen sonrió y negó con la cabeza. —Justo en este momento me parece que estamos más seguros que nunca. No creo que ningún líder haya planeado el ataque, a menos de que fueran unos excelentes actores, pero lo dudo.

—¿Entonces qué te tiene así? —Sirvió una taza de té y la puso sobre su mesa.

—Quisiera mantenerte a salvo siempre, ¿sabes?

Jiang Cheng se ruborizó y bajó el rostro para no dejarse en evidencia. Una cosa era recibir cumplidos y palabras dulces de parte de Lan Xichen en privado, podía manejarlas medianamente, pero que tuviera esas expresiones en público le avergonzaba.

—Por favor, abstente de decir esas cosas mientras estamos en un evento. Además, lo que sucedió no volverá a pasar. Dejemos de hablar sobre eso, ¿quieres? Toda esta reunión me ha tenido con un serio dolor de cabeza.

—Podemos ir a descansar, de todos modos los médicos dijeron que no te sobrepasaras. Vamos de una vez ahora que todos están más ocupados en beber y conversar.

Sin responder nada más, Jiang Cheng se puso de pie y juntos salieron del salón. Caminaron por largos y vistosos pasillos hasta llegar a la habitación donde Jiang Cheng se quedaría, una atención especial que el Líder Nie había tenido con él. Cuando se aproximaron, los discípulos de Yunmeng se levantaron de inmediato pues estaban apostados afuera de la habitación en espera de su líder. Saludaron con una reverencia y dejaron despejada la puerta de inmediato.

—Se ven cansados. Supongo que planearon rondas, ¿cierto? —les preguntó Jiang Cheng a lo que ellos asintieron—. Entonces los demás vayan a descansar. Yo estaré bien.

Dos de los cuatro cultivadores de Yunmeng Jiang se fueron al campamento, mientras Liu Bohe y otro tomaban sus posiciones.

—Líder Lan, muchas gracias por la ayuda —hizo una reverencia—. Buenas noches.

—Buenas noches, Líder Jiang. —Lan Xichen correspondió con una reverencia y espero hasta que Jiang Cheng estuviera dentro de su habitación.

—Está de más pedirles que se mantengan alertas, de todos modos quiero hacerlo —les dijo a los centinelas de turno—. No creo que pase algo pero no está de más ser precavidos.

—No tiene de qué preocuparse, Zewu-jun —contestó con seguridad el más joven—. Defenderemos a nuestro Líder siempre. Se lo aseguro.

Lan Xichen asintió y se despidió para ir a su propia habitación para descansar también.

UNA COLINA PÚRPURA TOCANDO EL CIELODonde viven las historias. Descúbrelo ahora