CAPÍTULO 20. MIOSOTIS

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La habitación relucía por su pulcritud; paredes blancas, al igual que las cortinas y ornamentos que solo tenían detalles en azul celeste. Las enormes ventanas dejaban pasar la luz necesaria para que la habitación no estuviera en penumbras. A un costado de la habitación había una pequeña mesa y encima de ésta una hermosa tetera azul plumbago con flores doradas finamente pintadas, una taza al lado del mismo color; parecía que alguien había estado hacía no mucho tiempo porque la taza estaba a medio beber. Al otro costado del lugar, una cama con dosel mantenía sus cortinas abajo, protegiendo al huésped que descansaba inmóvil, con semblante pálido, arropado por una manta blanca y un paño húmedo sobre su frente. A simple vista no se podía apreciar que su cuerpo portaba una túnica ligera propia de Gusu, pero no era miembro de la secta el hombre que yacía ahí, sino el heredero, ahora líder, de la secta Yunmeng. Habían pasado un par de días desde que el líder de Gusu Lan había arribado con él en condiciones realmente lamentables, pero de aquel aspecto ya quedaba casi nada, solo algunos rasguños y golpes en su rostro, así como la palidez de su piel que delataba su estado de desolación, no solo por las heridas que había tenido que soportar, sino por el dolor profundo de saber que las cosas tal como las conocía no volverían a ser.

El ambiente podía sentirse tranquilo, acogedor, pero de esto no daba cuenta Jiang Cheng. En su mente era atormentado por terribles pesadillas donde era testigo de la muerte de sus padres, de la manera en que Muelle de Loto caía ante la maldad de una secta que no debería llamarse de esa manera porque sus tácticas no tenían que ver con la preservación de la justicia y el cuidado de otros. Una y otra vez se repetía la escena del doloroso adiós a sus padres, pero en esos sueños, sus palabras se difuminaban como susurros, eran inteligibles. Torturas invadían sus recuerdos oníricos, obligando a su cuerpo a defenderse con una fiebre que atacaba con fuerza a ratos y otras bajaba hasta ser imperceptiblemente. Tal parecía que el Líder Jiang dejaría de luchar en cualquier momento, pero una voz suave y dulce lo traía a flote, aunque no era tan potente como para sacarlo de su inconsciencia. Sin saber si despertaría o no, solo quedaba esperar con total paciencia y cuidar de él.


Lan Xichen volvió a la habitación donde tiempo antes tomaba el té. Se paseó solemne dentro del lugar, mas su rostro compungido, que ahora en la soledad podía darse permiso de demostrar, delataba su grado de preocupación. Se aproximó a la cama pero detuvo sus pasos. Sabía lo que se iba a encontrar; la situación no había cambiado en nada, de poco servía revisar revisar otra vez el estado de Jiang Cheng. Volvió a caminar y esta vez se atrevió a abrir el dosel, tomó asiento con mucho cuidado y soltó un suspiro. —Joven amo Jiang... he mandado traer a su hermana, el día de mañana es seguro que ya esté aquí. Yo espero que con su llegada usted se sienta mejor —acarició la mano que descansaba a un costado de su cuerpo—. Wangji, f-fue a buscarla... —no se atrevió a decirle que no encontraban a Wei Wuxian, quizá era mejor que Lady Jiang se lo comunicara.

No hubo ninguna expresión por parte de Jiang Cheng; permanecía dormido, más bien ausente. Esto desalentó al Líder Lan que seguía acariciando la mano contraria.

—Tengo que atender algunos asuntos de la secta, pero más tarde regresaré. Antes voy a cambiar su compresa... —tomó el paño de la frente de Jiang Cheng y fue hasta donde había un recipiente con agua, mojó un paño seco y volvió para colocárselo— Prometo no tardar, usted prométame que tratará de despertar... Joven amo Jiang, no se rinda, por favor.

Con esas palabras cerró el dosel y salió de la habitación. Le sería difícil concentrarse en lo que tenía pendiente, no solo por la condición de Jiang Cheng, sino también por la llegada de Lady Jiang. Seguramente no sería fácil enfrentarse al dolor de haber perdido a sus padres, ver a su hermano enfermo y enterarse que el otro estaba perdido.

UNA COLINA PÚRPURA TOCANDO EL CIELODonde viven las historias. Descúbrelo ahora