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Mientras Jiang Cheng lucha por estar a la altura como futuro líder de la secta Yunmeng Jiang, la compañía gentil así como los sabios consejos...
Jin Guanshan estaba impresionado. Sabía que Jiang Cheng seguía vivo, aunque escondido para no ser capturado nuevamente, y a pesar de que la hermana mayor de este vivía resguardada en Torre Koi, nunca reveló el paradero del ahora Líder de Yunmeng Jiang. Tal parecía que la relación entre los clanes Lan y Jiang se estaba estrechando y eso le ponía algo nervioso. Si bien, su deseo era frenar a los Wen, también quería ganarse el reconocimiento y admiración de las demás sectas, de esa manera sería más fácil que aceptaran ser gobernados por Langlin Jin, una manera de sometimiento muy sutil pero poderoso.
Los recién llegados avanzaron sin inmutarse ante las habladurías –supuestamente discretas– de los demás miembros presentes. La conclusión a la que llegaron era que Jiang Cheng había permanecido resguardado gracias a Lan Xichen, y que ahora estaba listo para hacerse cargo de su secta, aunque de esta quedara poco o casi nada. Llamaba la atención de los líderes que estaban ahí que el nuevo líder de Yunmeng se veía entero, lo que era extraordinario para alguien que se había enfrentado a la pérdida de sus padres. A pesar de la edad del joven líder, su entereza era impresionante. Poseía la elegancia y temple de Jiang Fengmian pero la altivez de Yu Ziyuan, una mezcla poderosa.
Lan Xichen le indicó su puesto cerca de donde él se sentaría. Después del revuelo que habían ocasionado los recién llegados, todo el salón quedó en silencio, dando inicio a la reunión. Todos tenían opiniones, algunas contrarias a las otras, pero el objetivo era el mismo: derrotar de una vez por todas a los Wen.
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Había dos tazas servidas sobre la pequeña mesa, los dos hombres permanecían en silencio como si estuvieran meditando algo muy importante. Jiang Cheng levantó los ojos.
—Iré a buscar a Wei Wuxian. No me puedo resignar así nada más. Me niego a creer que está muerto o que desapareció sin dejar rastro —suspiró—. Además, es algo que le prometí a A-Jie. No voy a rendirme hasta dar al menos con una pista y cuando lo encuentre, voy a partirle las piernas o algo peor.
Lan Xichen sonrió discretamente para que el heredero Jiang no creyera que se estaba burlando, era que su manera de hablar le gustaba mucho. —Comprendo la premura para dar con el paradero del Joven amo Wei, yo estaría igual si Wangji estuviera en esa situación. Sin embargo, permítame darle una recomendación antes de que decida marcharse —dejó la taza sobre la mesa después de haber dado un delicado sorbo—. Afortunadamente cuenta con Zidian, pero necesita su espada. Las espadas de muchos están todavía bajo la custodia de los Wen. Mi consejo es que espere a recuperarla. Creo que estará más seguro si tiene en su poder un arma tan precisa como Sandu sumado a la protección y letalidad de Zidian.
—Tiene razón, Líder Lan. No quiero dejar mi espada con esos perros. Iré antes por ella; la espada de Wei Wuxian sigue ahí también, al igual que la del segundo maestro Lan.
—En ese caso, armemos un plan para ir por ellas. No puedo permitir que vaya solo, sé que está recuperado pero yo mismo me sentiría más tranquilo si vamos juntos.