CAPÍTULO 6. ROSA MALVA.

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El sol le dio en la cara mientras la barca cruzaba las aguas de Yunmeng y lo despertó de su pequeña siesta. Se sentó para contemplar aquellos paisajes que no había podido disfrutar por meses. Las montañas que se alzaban hasta donde la vista no alcanzaba más, el embarcadero de Muelle de Loto en la lejanía. Todo tenía un aroma a musgo, a tierra humedecida. Se sentía feliz de volver, pero aunque así fuera no podía dejar de pensar en la expresión de Lan Xichen, tampoco en aquellas pláticas y momentos a su lado. Las sensaciones que le invadían eran contradictorias, porque deseaba estar en Muelle de Loto, pero también sentía nostalgia de haberse despedido de Gusu Lan. Intentando descifrar cómo lidiar con esto, transcurrió el tiempo hasta que sus pensamientos fueron interrumpidos por los gritos inconfundibles de su hermano.

—¡Jiang Cheng! ¡Jiang Cheng! —Wei Wuxian sacudía el brazo en el aire— ¡Jiang Cheng!

Escuchar la voz de su hermano provocó que se pusiera de pie a la orilla de la barca; sonrió al verlo tan animado, pero su expresión se hizo más marcada cuando vio que su hermana se acercaba y agitaba la mano al estar al lado de Wei Wuxian. Hasta ese momento notó lo mucho que le habían hecho falta. Hubiera querido saltar hasta llegar con ellos, pero debía esperar un par de minutos.

—¿No lo ves más delgado, shijie? —preguntó Wei Wuxian mientras seguía sacudiendo la mano—. Te lo dije, estar en Gusu es una pesadilla. La comida no es apetitosa y es tan poco condimentada. Es obvio que el pobre Jiang Cheng no haya comido bien. Además que practicaba mucho, hasta altas ho... —sonrió avergonzado al darse cuenta que había hablado de más.

—¿A-Cheng no descansaba por practicar? —Su mirada se dirigió a la barca donde estaba su hermano pequeño—. Prometiste que no permitirías que lo hiciera, A-Xian. Me preocupa que se presione tanto.

—Shijie, por favor no le digas nada. Jiang Cheng se molestará conmigo por haber faltado a mi promesa. Tú sabes que sin importar las advertencias o llamadas de atención, él siempre se exige demasiado.

—Lo sé, por eso es que me preocupa. —Suspiró. Ella sabía el motivo por el que su hermano se esforzaba de esa manera y aunque le gustaría poder ayudarlo, en realidad poco podía hacer—. Está bien, no le diré nada. Que regrese bien, para mi es más que suficiente. —Le dedicó una sonrisa cariñosa para terminar agregando—. Que ambos regresaran a Muelle de Loto es por lo que pedí todo este tiempo.

La barca casi llegó a la orilla del muelle, pero Jiang Cheng no podía más así que dio un salto para acercarse a sus hermanos. —¡A-Jie! —La abrazó fuerte por un tiempo considerable. Ahora sí podía decir que estaba en casa—. Te extrañé. ¿Cómo has estado? ¿Cómo va todo en Muelle de Loto?

Luego se giró a su hermano. —¿La cuidaste bien, verdad?

—Claro que sí. —Wei Wuxian sonrió y tiró de su manga para abrazarlo—. También cuidé de Madam Yu y el tío Jiang. Cuidé de todos muy bien. ¿Y a ti cómo te fue? ¿Quién cuidó de ti en mi ausencia?

Claramente su pregunta tenía un doble sentido, por lo que no se contuvo y comenzó a reír.

—No ha pasado ni un minuto de mi regreso y tú ya estás molestando. —Le dio un golpecito en el vientre—. Me fue bien. Las lecciones en Gusu Lan son bastante interesantes y me ayudarán en un futuro. También a ti te hubieran ayudado si no te hubieras comportado tan impulsivo.

Jiang Yanli bajó la mirada pues la pelea entre su hermano y el heredero de la secta Lanling Jin solo fue la última excusa para que su compromiso fuera disuelto. Por supuesto, no culpaba a Wei Wuxian, estaba convencida de que la decisión tomada por su padre y el líder de la secta Lanling era lo mejor para ambos. Claro que estaba decepcionada porque para su pesar, Jin Zixuan le gustaba, pero ya eso no importaba. Con paciencia encontraría a una persona a la cual amar y poder compartir su vida juntos.

UNA COLINA PÚRPURA TOCANDO EL CIELODonde viven las historias. Descúbrelo ahora