Capítulo 30.-Ana y Ana (FINAL SEGUNDA PARTE).

780 58 10
                                    

Me vi engullida por Holden, salíamos a cenar y me regalaba cosas y yo a él, nos besábamos y yo a veces quería tener sexo y él lo hacía, como llevado por una fuerza más grande que él

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Me vi engullida por Holden, salíamos a cenar y me regalaba cosas y yo a él, nos besábamos y yo a veces quería tener sexo y él lo hacía, como llevado por una fuerza más grande que él. Éramos novios, o algo así, porque ni una vez le dije en voz alta que lo amaba mientras él prácticamente lo gritaba. Me sentía terriblemente culpable por jugar así con él, pero no quería estar sola. 

Sé que debí celebrar y adorar su amor, pero sólo lo toleraba. Lo miraba desde fuera de mi cuerpo cada que me decía que me amaba más que a su propia vida, si no lo hubiese hecho, me habría vuelto loca de culpa y pena, así que respondía con un "Te quiero tanto" y lo besaba para no hablar más. 

Sabía que alguna vez lo había amado, lo sabía, lo llamaba mi vida y lo besaba con reales ganas, me sentía en un paraíso hirviente, de verdad reía y sonreía y nuestra relación pudo haber florecido pero la maté antes de que eso pasara. En otra vida quizá pudimos ser felices. En otro momento, quizá. Pero esta vida no era la indicada, ni el momento.

Dormíamos juntos, nos duchábamos juntos, comíamos juntos, hasta que me invitó a conocer a su familia; Su padre, su madrastra y su tía. No había nadie más. Me vestí de la mejor forma que pude, intenté ser educada y agradable, pero nunca fui suficiente, me trataron como sé que trataban a sus trabajadores, me miraron por encima del hombro e hicieron comentarios totalmente crueles sobre mí, mi ropa, mi piel, mi cabello, mi procedencia. Holden me defendió todo lo que pudo, que no fue mucho, pues seguía bajo el yugo de su padre, así que no podía romperlo por mí, es algo más grande y fuerte que el amor, es algo inherente a ti. Me fui de ahí furiosa pero no sorprendida. 

Intenté terminarlo todo con Holden, no soportaba más nada, no hablé con él por días, hasta que de pronto me invitó a cenar a su casa y para demostrarme que poco le importaba su familia y su opinión, se agachó y sacó un anillo. Entonces estalló todo.

—No, Holden, Dios, ¡Claro que no!— grité, mirando para otro lado como si su amor fuese realmente vergonzoso.

—Ana, entiendo que es precipitado pero te he amado desde que te conozco, simplemente no puedo evitarlo. En serio. Yo te lo he intentado demostrar y te lo he demostrado de la mejor forma que he podido y tú no lo has devuelto y está bien, en serio, estoy bien con eso, puedo ser tu pozo de amor infinito, no pasa nada, pero ahora necesito una respuesta porque no puedo seguir con ésta incertidumbre de que en cualquier momento me dejarás.

—No puedo, Holden, no puedo casarme contigo. En serio, no puedo— negué, interrumpiéndolo.

—¿¡Por qué no!? Tú sabes que somos el uno para el otro, lo sabes. Hemos vivido lo mismo, somos uno mismo, ¿Por qué no pasar el resto de nuestras vidas juntos? 

—¡Porque yo sería la persona más infeliz del mundo si me casara contigo!— exclamo, llorando—No te amo, lo sabes, ya no te amo. Amo a...— me callé, incapaz de decir su nombre en voz alta.

—Él te dejó, no está aquí, ya no te ama.

—No me dejó—niego.

—Claro que te dejó porque no te aguantó más, pero yo sí aguanto todo, lo puedo pasar todo por ti. He renunciado a todo y he sufrido por ti y no me he quejado porque pensé que tarde o temprano me amarías pero sigues haciéndome daño y diciéndome que no puedo ser la mitad de bueno o la mitad de gran persona como lo es él y...

LOS PECADOS DE ANADonde viven las historias. Descúbrelo ahora