Capítulo 18.- Jane Eyre.

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Al otro día, despierto con la pierna derecha de Dorian sobre mí, que acaricio y quito con suavidad, beso sus mejillas y nariz una y otra vez y le digo que voy a ducharme, él suelta un sonido de cansancio, yo me río y me levanto

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Al otro día, despierto con la pierna derecha de Dorian sobre mí, que acaricio y quito con suavidad, beso sus mejillas y nariz una y otra vez y le digo que voy a ducharme, él suelta un sonido de cansancio, yo me río y me levanto. Cuando termino de ducharme, me pongo un vestido ligero con estampado de cerezas, Dorian sigue dormido así que bajo a hacer el desayuno o ayudar a los demás. 

Karen está haciendo pan francés, me sonríe mientras pica las fresas y yo me ofrezco a ayudarla, la cuál niega pero yo insisto, haciendo que acepte, diciéndome que puedo salir a recoger más fresas para que pueda alcanzar para todos.

Agarro una cesta y asiento, saliendo con ese calor casi mortal y recojo las fresas que puedo mientras sudo bajo el sol, cuando termino, me dirijo a la cocina y dejo una cesta entera de fresas enormes y rojas sobre la alacena, mientras Karen sigue cocinando y la cocina huele de forma sublime, me doy cuenta de que Brianna está totalmente feliz junto a Julian, mientras los dos hablan de cosas a las que no presto atención y se sientan en el desayunador de la cocina.

Intento poner extrema atención a ambos, ¿Bajaron juntos? ¿Separados? ¿Se encontraron en el pasillo, escaleras...? Entonces Julian pasa su mano por las mejillas de Brianna, y ella deja caer su cabeza ligeramente, disfrutando su toque. Julian siempre me acaricia o pasa su mano por mi cabello, es una persona súper cariñosa, pero definitivamente nunca me había mirado así o tocado así, lo que confirma lo que Dorian me dijo ayer sobre ellos.

—Estás rojísima, ¿Te pusiste protector?— pregunta Brianna de pronto y yo asiento, secándome el sudor de la frente y fingiendo que estoy lavando las fresas.

—¿Ustedes... están... juntos?—los señalo y Julian se ríe.

—No le digas a Dorian— advierte Brianna.

—¿Qué tiene de malo?—  me río comiendo una fresa y sentándome en frente de ellos en la barra de la cocina—¿Y desde cuándo? Cuenten todo.

—Chismosa— me dice Julian.

—No lo niego, sí lo soy— asiento y Brianna se ríe.

—Desde hace una semana— dice ella—No sabemos aún si es algo serio, sólo que nos gustamos. 

—Sí que es serio— afirma él, mirándola mal.

—Bueno, como diga el señor— asiente ella.

—¿Todos los de tu familia tienen pavor por el compromiso o...?— me burlé.

—¿Dorian era así?— preguntó Julian y yo puse los ojos en blancos.

—Si tan sólo pudiese explicar los dolores de cabeza que me provocó el muy hijo de...

—¿Hijo de Apolo, hijo de Afrodita, hijo de Eros, hijo de Adonis, hijo de qué?— escuché su voz y me reí sintiendo sus manos rodearme la espalda y el pecho, besándome la mejilla.

LOS PECADOS DE ANADonde viven las historias. Descúbrelo ahora