Capítulo 3.-Compromiso.

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Había pasado una semana, estaba estudiando para un examen en la librería, mientras trabajaba y tomaba tanto café como podía para no dormirme

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Había pasado una semana, estaba estudiando para un examen en la librería, mientras trabajaba y tomaba tanto café como podía para no dormirme. Rascaba mi cabeza y me estiraba contra el mostrador mientras seguía leyendo y escuchando la música suave de Chopin que ponía Erica. El trabajo era demasiado tranquilo, las personas que venían eran clientes frecuentes, como una especie de enorme familia que se sentaba a leer un poco, compraban libros y se iban, casi nadie nuevo entraba, sólo lo hacían por curiosidad o porque buscaban libros viejos, muy específicos, o muy difíciles de conseguir.

Escuché la campana de la puerta, no alcé la mirada, estaba demasiado concentrada, hasta que me llegó a la nariz un perfume demasiado familiar para mi gusto y rápidamente mi cuerpo se puso en tensión. Alcé la mirada y observé a la persona que acababa de entrar, casi chillo de sólo ver su silueta, pero gritó antes que yo. Era Brianna.

—¡Ana, no lo puedo creer!—exclamó encantada —¡Hace años que no te veo, abrázame, abrázame!— exclama saltando el mostrador y abrazándome fuertemente, ese perfume era inconfundible. Y esa jovialidad sólo le podía permanecer a Brianna—¡Te odio!, ¿Me oyes? Te odio— jadeó ligeramente y con muchas emociones en la voz—El que cortaras con mi hermano no significa que podías dejar de contestarme.

—No podía ver tu cara sin recordarlo, perdóname—  susurré divertida y ella se secó las lágrimas y se aireó la cara, mirando cómo había saltado el mostrador y riéndose por ello, tiene el cabello verde, parece una sirena, además es preciosa y alta y muy delgada, además de agradable—¿Qué haces aquí?

—Estoy buscando un libro para mi tesis— responde—He recorrido casi cada librería de la ciudad, me estoy volviendo loca, a veces me impresiona que no existan cosas en internet, ¿Sabes?, en fin, ¿Qué es de tu vida? Cuéntamelo todo, absolutamente todo.

Le conté casi todo, que iba a terapia, que estaba trabajando en la librería, que estudiaba medicina, que tenía más amigos y un conejo, y que era feliz. No se me ocurrió contarle que algo me faltaba, o alguien me faltaba, tampoco pregunté por Dorian, ella tampoco lo mencionó, sabía que las cosas no habían resultado tan bien por la forma en la que no me soltaba la mano, o en la forma en la que no mencionó lo de mi intento de suicidio, porque sabía que Dorian se lo había contado, algo en su actitud me lo decía, pero no estaba segura, tampoco estaba segura de si se lo habría contado a sus padres o a Margot. No creo que lo haya hecho, a Brianna sí, son muy unidos, aunque se odien y se molesten, pero a los demás no creo que les tenga ese nivel de confianza tal como para decir "Ah, sí, mi novia trató de suicidarse, ¿Me pasas la sal?".

Brianna me contó que ya iba a terminar su licenciatura en Artes Visuales, y que había ido a estudiar semestres a Francia, Inglaterra, y Alemania y que apenas había regresado a graduarse y hacer su tesis. Brianna s increíble con las pinturas y el lienzo, realmente impresionante, y no es de sorprenderse al ver lo mucho que le gustaba y su educación impartida por lo mejor de lo mejor. No salía con nadie, me dijo, las relaciones le parecían muy poco dignas pero estaba muy interesada en que le rompieran el corazón, o eso me dijo, por propósitos artísticos. El arte desde el dolor siempre era mejor que el de la alegría, y yo no objeté porque de cierta forma estaba de acuerdo.

LOS PECADOS DE ANADonde viven las historias. Descúbrelo ahora