Me enteré que estaba embarazada cuando en una clase de la facultad no pude resistir más el olor del cadáver en el que estábamos haciendo una autopsia y empecé a vomitar sin parar. La naturaleza de abrir un cadáver era ya costumbre en mí y mis compañeros, simplemente era rutinario, además, a mí nunca me ha dado miedo la sangre o heridas, ni siquiera los muertos, pero esa vez no pude resistirlo más y tuve que dejarlo todo para correr a vomitar a los baños. No pude más de las náuseas y mi profesora me dio la clase libre.
Caminé por los jardines de la facultad, mirando a la gente estudiar o simplemente estar recostados en el césped, descansando de las clases. Me sentía terriblemente sola y mareada, extrañaba de sobremanera a Maya y Julian, ellos estaban en su año de residencia y operaban a gente o curaban, y yo amaba escuchar lo emocionados que estaban con cosas rutinarias, me encantaba verlos felices, incluso les pedía consejos o ayuda de vez en cuando con algunas dudas, pues cada vez la facultad era más difícil. Como ellos vivían una etapa distinta, casi no nos veíamos, y yo no había conocido nuevos amigos de verdad, hablaba con gente y me reía y me divertía, pero no sentía una conexión real con nadie cercano. Ofelia estaba en Corea del Sur, Julian y Maya con su residencia, Brianna en Los Ángeles, y yo... en esas jardineras tocándome la cabeza e intentando tranquilizar mis náuseas y mi tristeza y añoranza.
Había intentado hacer nuevos amigos reales, pero no tenía nada en común con nadie, no sabía cómo lo había logrado con Julian y Maya, encontrarlos fue suerte y destino y diariamente agradecía por ello. En una ocasión, un grupo de chicas y chicos que iba en algunas clases conmigo se acercó a invitarme a una fiesta un viernes y yo tenía justamente una cena en casa de mis suegros ese día, les expliqué la situación, lo entendieron, pero aún así no volvieron a invitarme más, y así me había pasado un par de veces.
Me levanté del césped en cuanto las náuseas pasaron, bebí un poco de agua y caminé hacia mi clase de nuevo, para seguir con la práctica y no perderme ni un segundo más. Mi profesora me permitió ponerme al corriente, y yo agradecí infinitamente. Cuando terminaron mis clases, Dorian me llamó diciéndome que no iría por mí, pues estaba ocupadísimo entrevistando a un par de profesores de mi preparatoria respecto a si no notaron algo extraño en mí; golpes, sangre, signos de maltrato.
—Tomaré un taxi, entonces— dije tocándome la cara, cansada.
—No, no, mandaré a alguien por ti.
—Tomaré un taxi e iré con Erica, no te molestes ni molestes a nadie, por cierto, ¿Adivina qué?— pregunté ilusionada, quería contarle lo de mis náuseas y que no menstruaba desde hacía ya dos semanas.
—¿Mmm?— preguntó, estaba ocupado, escuché papeles moverse y me quedé callada.
—Olvídalo, te lo diré en casa.
—Dímelo ahora, por favor— dijo.
—No, tienes que estar frente a mí para decírtelo.
—No creo llegar temprano a casa, iré a pedir una consulta a uno de mis ex profesores en la facultad, esto me está rompiendo el cerebro y necesito un poco de ayuda— dijo y yo miré mis manos y asentí—¿Ana?
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LOS PECADOS DE ANA
RomanceAna García ha vivido toda su vida bajo la opresión de su familia en extremo religiosa, y, totalmente harta de ser virgen y vivir bajo el yugo de la castidad y la contención, piensa que lo ideal sería empezar su vida sexual con su guapo, divertido, i...