Acacia.
-¿lista?- pregunta Ava y solo asiento mientras arreglo mi cabello, estaba a punto de subir al escenario para hacer mi presentación de la noche.
-hay un hombre afuera- se acerca uno de los hombres antes de que pueda subir- quiere una noche contigo.
-sabes la respuesta- respondo- no me acuesto con nadie a no ser que Cibran lo ordene.
El mismo hombre asiente mientras se aleja, finalmente subo al escenario al escuchar como una de las chicas termina de presentarme.
-nuestra hermosa diosa del Olimpo está lista para hacerlos perder la cordura- las expresiones de los hombres afuera aumentan- Medusa está lista para volverlos sumisos.
Sólo trago aire mientras me preparo para lo que viene, tengo que lucir una enorme sonrisa seductora, tengo que ser sensual y provocadora, tengo que hacer que todos los hombres aquí caigan a mis pies.
Los gritos aumentan cuando los reflectores caen sobre mi, las luces hacen juego con todo el lugar.
Una canción con aquella típica melodía sensual comienza a sonar, siento la mirada de todos los hombres sobre mi, soy un trozo de carne para todos estos perros, hago lo mismo que siempre y solo me concentro en lo que debo, en hacer mi trabajo, comienzo a quitar la bata de seda que ocultaba mi lencería, quedo simplemente en un pequeño conjunto de encaje que como siempre no cubría para nada, dejaba mi piel al descubierto, mi piercing, mis tetas, mi culo.
Miro a cada hombre aquí mientras comienzo a moverme al ritmo de la música y siguiendo la coreografía que siempre preparo antes de cada show, miro a cada uno de los hombres, pero, mi vista se detiene justo cuando coincide con una hipnotizante mirada azul, me quedo anonada ante aquellos enigmantes ojos azules, joder, miro al hombre que está sentado mirándome también, su porte tan elegante, un traje hecho a la medida en tono azul marino se adapta a su cuerpo, hace combinación con la camisa negra de botones, no lleva corbata pero aún así la elegancia no dejaba de hacerse presente, su piel blanca, sus ojos azules, su cabello negro, no veía del todo las facciones en su rostro pero alcanzaba a percibir su barbilla perfectamente alineada, su nariz perfilada, su cabello negro azabache que hacia que sus hermosos ojos azules resaltarán aún más de lo que era posible percibir.
Joder, sin duda alguna es un maldito Adonis, con toda la extensión de la palabra.
Su mirada coincide con la mía y por un momento está a punto de hacerme perder la cordura, me regaño a mi misma, ¿por qué demonios estaba comportándome así? Lo muy guapo, apuesto y elegante que estuviera no le quitaba lo hijo de puta al venir a un burdel a seguramente aprovecharse de las mujeres.
Aleja su mirada y solo agradezco mentalmente mientras continúo con mi espectáculo, bailo, muevo mis caderas, mi culo, me muevo con sensualidad, quiero y debo provocar el deseo en los hombres aquí, mis manos van hasta el tubo que está a mi entera disposición y comienzo a bajar sobre este haciendo que los grites aumenten en el momento que mi falda se levanta revelando más de la cuenta, me concentro en hacer mi trabajo justo como debo pero aquella mirada azul recae una vez sobre mi, sus ojos coinciden de nuevo con los míos, quiero alejar mi mirada, pero no puedo hacerlo, quiero que entonces él lo haga, pero, tampoco lo hace, el intenso color azul que desborda me hace perder en él, esa penetrante mirada me obliga a mirarlo mientras me muevo al ritmo de la música, no miro a nadie más, no miro nada más que no sea él, no alejo mi mirada aún cuando quiero obligarme a no mirarlo, pero, sé que no quiero dejar de mirarlo, de un momento a otro, los demás hombres desaparecen y el Adonis es el único hombre aquí, su mirada conectada a la mía me hace moverme para él, el baile que hago deja de ser para los demás y se convierte solo para él.
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Dueño de ti
RomanceAgapios Thalassinos, líder de la mafia griega, un Adonis con toda la extensión de la palabra, amante de los autos y la tortura. ¿Qué pasará cuando el líder griego tenga en su vida a una mujer como Acacia Pride?¿podrá sucumbir ante el deseo que eman...