Capítulo 33

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Acacia. 

Miro la maleta que yace en la cama, comienzo a llenarla solo con la ropa que había sacado de la casa de mis padres, cierro esta después de un buen rato acomodando todo en su interior, suelto un suspiro lento en el momento que Zeus entra a la habitación, mis ojos se cristalizan pero no me siento capaz de llorar, me inclino y solo comienzo a hacerle caricias que recibe gustoso.

Habíamos llegado de Italia esta mañana, la noche anterior no hable más con Agapios, no después del beso. 

Por un momento esperaba que él dijera que no quería que me fuese, que quiere que me quede con él, por un momento esperaba que él dijera que me quiere. Pero no, eso no pasó y para ser sinceros dudo mucho que pase. 

Salgo de la habitación con mi maleta en mano, mi corazón se estruja al ver a Ava en la sala, sus ojos están rojos, me mira y las lágrimas de inmediato salen de sus ojos, las lágrimas se acumulan en mis ojos también, solo me acerco y la abrazo, de inmediato se desmorona en mis brazos, solloza mientras las lágrimas salen finalmente.

-dime por favor que has cambiado de opinión- habla con la voz rota, un nudo se hace en mi garganta haciéndome sentir incapaz de decir algo más- dime que es solo una tonta broma y que no vas a irte.

-lo sien...

-no- interrumpe- no puedes dejarme, Acacia- se separa de golpe- eres mi hermana, joder- continúa llorando- eres mi jodida hermana, no puedes dejarme, te necesito aquí, en Atenas, conmigo. 

-necesito hacerlo- respondo- necesito esto, Ava.

Vuelve a soltarse a llorar y vuelvo a acercarme a ella, la envuelvo entre mis brazos y en el proceso algunas lágrimas salen de mis ojos. La abrazo y siento mi corazón romperse aún más de lo que ya está en el momento que Naia llega también, la puerta de la mansión se abre y de ella entran Maya, Nicholas y Naia. 

La menor de los Thalassinos corre hasta donde Ava y yo estamos, se une a nuestro abrazo y solo trago saliva abrazando a las dos chicas que se habían vuelto mis hermanas en este tiempo.

Neo entra a casa y con su mirada me hace saber que todo está listo. 

-el jet está listo- avisa, trago saliva y solo asiento lentamente.

Maya había insistido en que tomase el jet de Agapios, me hizo devolver el boleto de avión que ya había comprado, al final acepté porque sabía que eso la dejaría más tranquila.

Había dejado todo en orden, el cementerio, la casa de mis padres, la cafetería. Me había encargado de que el velador en el cementerio dejara flores en la tumba de mis padres cada semana, estaría enviando dinero para eso, la casa de mis padres estaría bajo el cuidado de Ava, aún no me siento capaz de venderla así que por el momento Ava estaría encargándose de ella, y respecto a la cafetería, había dejado el menú nuevo, había dado las instrucciones adecuadas para que esta siga manteniéndose tal como hasta ahora, después de todo esto es a Agapios a quien le corresponde decidir que pasara pero por el momento, Maya, Ava y Naia estarán encargándose de todo.

Todos salen de la mansión, voy hasta la oficina de Agapios y solo entro a esta con una caja en mis manos, ahí está todo lo que él me había dado en este tiempo, tarjetas, el iPhone, los papeles de la cafetería y algunas otras cosas, trago saliva mientras dejo esta sobre su escritorio, él no está aquí así que solo aprovecho para dejar todo aquí.

Salgo de la oficina y comienzo a caminar para salir de la mansión, me detengo en el momento que escucho a mi pequeño llorar, volteo y Zeus corre hasta mi, las lágrimas se hacen presentes de nuevo y solo me inclino dándole más caricias y besos, mi corazón se estruja el doble, joder, este pequeñín se había ganado todo de mi, esto es más difícil de lo que parece, me pongo de pie y salgo de aquí, vuelve a correr intentando acercarse a mi pero ahora es Nicholas quien lo toma por su collar cuando estoy a punto de subir a la camioneta que me llevara al aeropuerto.

Dueño de tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora