Capítulo 78

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Agapios.

Miro por la ventana de mi oficina, todo está completamente apagado, bebo de mi vaso con whisky.

Todo se ha salido de mis manos, la impotencia y el coraje no me han dejado dormir en estos días, todo se ha juntado como un maldito tormento, ni siquiera puedo salir de una cuando ya hay otra maldita preocupación invadiendo. 

Alguien entra sacándome de mis pensamientos y solo escucho unos tacones acercarse.

-tienes que salir de aquí- la voz de Giselle resuena en mi oficina, enciende la luz y mis ojos de inmediato se cierran, la luz hace que mi cabeza quiera explotar más de lo que ya quería hacerlo antes.

-largo- suelto con simpleza pero por el contrario solo se acerca más.

-Agapios- su voz es ahora molesta.

-¡dije que te vayas!- grito poniéndome de pie.

-¡no voy a irme!- grita de la misma manera- ¡no voy a salir de aquí si no es contigo!

Mi respiración agitada comienza a oprimir mi pecho, las sensaciones en mi interior se arremolinan, mi garganta pica y arde al igual que mis ojos.

-vete, Giselle- ordeno una vez más después de haber servido más whisky en mi vaso.

Ella lo toma y lo arroja hacia una de las paredes en donde este se vuelve añicos.

-¡como una mierda!- comienza- levanta ese culo de la mesa y sal de aquí- la miro- Acacia te necesita, Nicholas y Naia te necesitan, Maya te necesita ¡deja de ser un maldito cobarde y sal de aquí!

Trago saliva mirando el mapa que yace en la mesa, miro cada tachadura que este tiene, no hay novedad alguna de Acacia, en estos días he intentado dar con su paradero pero es simplemente como si la tierra se hubiese tragado todo rastro de ellos. 

Acacia está con Cibran y mi madre está en el hospital. 

El disparo de Lux ocasionó una parálisis de piernas, los doctores nos han dicho que las posibilidades de que mi madre vuelva a caminar son casi nulas, está inducida a un coma, al igual que Ava, ambas perdieron grandes cantidades de sangre. 

Mi madre tuvo una operación para la extracción de la bala mientras que Ava fue inducida a coma por la perdida de sangre que tuvo, ninguna de las dos ha despertado. 

En estos días he estado buscando indicios de Acacia, pero no los hay, he intentado de todo. Tanto maldito poder y no puedo dar con el paradero de la mujer que amo y que ahora mismo está con el maldito hijo de puta que le ha destruido la vida. 

Solo de recordar que ha regresado al infierno del que tanto le costó salir hace que mi sangre se caliente, ¡la maldita impotencia está matándome!

Joder, intento concentrarme en mi madre y no puedo por pensar en la castaña que amo; intento concentrarme en mi esposa y no puedo porque mi madre puede dejarnos; intento seguir de pie porque debo de ser el soporte para mis hermanos pero solo siento como me desmorono lentamente. 

Me pongo de pie, tomo mi saco y mi arma y sin más salgo de aquí. Me coloco unos lentes negros y camino para salir de la mansión. 

-¿a dónde vas?- la voz de Noan se escucha, giro mi vista a la sala, lo miro mientras le da su biberón a la bebé pelirroja en sus brazos. 

-tengo cosas que hacer- suelto con voz dura. 

-Agapios- es Raffael quien habla ahora, al igual que Noan sostiene a sus mellizos no mellizos en brazos mientras Lara juega en la alfombra con Crisaor y Pegaso, los cachorros de Zeus- si necesitas ayuda puedes pedirla. 

Dueño de tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora