Capítulo 49

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Agapios.

Maldigo mientras veo al hombre muerto en el piso.

Le había disparado a Karius solo porque estaba celoso arruinando el plan de Acacia.

Neo entra y su mirada va de inmediato al hombre muerto para después mirarme a mi también.

-¿qué pas...

-no preguntes- interrumpo- no preguntes ni una mierda.

Paso una mano con desesperación por mi cabello maldiciendo una vez más.

-¿dónde está Acacia?- pregunto mirando al castaño que está de pie frente a mi.

-se ha ido- responde y lo miro- están cuidándola- aclara de inmediato colando un poco de paz en mi pecho, al menos me quedaba tranquilo sabiendo que estaba obedeciendo mis órdenes respecto a la seguridad.

-ordena que limpien esta mierda- ordeno a Neo quien asiente de inmediato- tengo que irme.

-¿qué hay de Cibran?- pregunta antes de que pueda comenzar a caminar hacia la puerta- ¿habló antes de morir?¿dijo algo?¿lograste sacarle la información?

Mis puños se aprietan por inercia, había sido un maldito impulsivo y lo había cagado todo.

-no- respondo entre dientes- no dijo ni una mierda.

No espero a que diga más, doy vuelta y salgo de aquí, subo a mi jeep y lo enciendo para comenzar a conducir con destino a la pista de aterrizaje privada que tengo.

Durante todo el camino solo puedo dedicarme a pensar en la mierda que he hecho, ¿por qué diablos había sido tan impulsivo y tan estúpido? La imagen de Acacia y ese bastardo a punto de besarse regresa a mi mente, no deja de reproducirse haciendo que el enojo vuelva a encenderse, confío en ella, claro que lo hago pero eso no quita el hecho de que mi sangre arda cuando se meten con ella, cuando se trata de ella.

Todo esto es tan distinto, todo esto es tan diferente para mi, nunca antes había actuado de la manera en que lo hice hoy, nunca antes ninguna mujer había hecho que me comportara como un maldito loco, nunca había matado a tantas personas solo por meterse con alguien a quien quiero, por Acacia todo esto es diferente, es la primer mujer que ha logrado que torture a más de una persona solo por mencionar su nombre, es la primera mujer que ha logrado dejar mis propias reglas a un lado solo por su propio bienestar.

Hago esos pensamientos a un lado cuando la pista de aterrizaje aparece frente a mi, suelto un suspiro pesado y tomo mis lentes negros para apagar mi jeep y bajar de este, comienzo a caminar mientras acomodo mi chaqueta.

-¡al menos te dignaste a venir por mi!- miro a la alemana que baja del jet privado que está aquí.

-¿cómo no hacerlo si me amenazaste con cortarme las bolas si no venía?- suelto y la morena ríe mientras se acerca a abrazarme.

-y todos obedecen a la puta ama- responde sonriente, mira detrás de mi, mira hacia el jeep y mira a nuestro alrededor- ¿dónde está tu prometida?

Se supone que vendríamos juntos por ella, para eso había ido al almacén a buscarla, pero, los planes cambiaron de último momento.

Así como se supone también que sería una sorpresa para Acacia la visita de Giselle.

-tuvo algunos asuntos que atender- respondo mintiendo, solo me mira pero no dice nada más- ¿dónde está tu marido?- pregunto a la morena quien solo acomoda su abrigo mientras comienza a caminar a mi lado, sus hombres de inmediato comienzan a movilizarse, Giselle no necesita decir nada, ellos saben lo que deben hacer y por lo tanto solo actúan de la manera en que saben que su jefa quiere y necesita. 

Dueño de tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora