Capítulo 47

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Agapios.

Trago saliva mientras Acacia frente a mi comienza a mover sus caderas al ritmo de la música que inunda el salón entero, mis ojos no se despegan de ella y es que aquel vestido que trae y la caracterización que ha hecho la dejan ver como la Afrodita que siempre ha sido. 

Me acomodo en aquel trono en el que ella misma me ha obligado a sentar.

Sus movimientos sensuales hacen que mi mente reproduzca aquel día en donde bailó en el burdel, aquel día en donde perdí la cordura por ella, el mismo día en que Afrodita me hechizó.

Humedezco mis labios, sus manos comienzan a recorrer sus curvas, su mirada no se despega de la mía y todo mi cuerpo comienza a desearla de la misma manera en que siempre la deseo. 

Cada uno de los movimientos que hace es más sensual que el anterior, cada movimiento es aplicado con más erotismo, con más deseo, pasión y éxtasis logrando así que el ambiente se torne pesado, con una tensión que hace que mis deseos por ella aumenten.

Está bailando para mi y a mi me encanta la manera en que sus curvas acaparan mi atención, me encanta la manera en que mueve su cuerpo para mi, la manera en que su trasero se menea de un lado a otro, la manera en que sus senos reaccionan a cada movimiento. 

La canción que se reproduce la hace jugar con su cabello, con sus curvas, con su cuerpo.

Se acerca hasta quedar solo un paso frente a mi, se inclina y besa mis labios para después quedar a horcajadas sobre mi, besa mi cuello, mis mejillas, mis hombros, sus manos recorren mi torso sobre la tela de lo que tengo puesto. 

Toma mi rostro y conecta sus ojos con los míos. 

-¿te gusta?- pregunta mientras comienza a frotarse sobre mi haciendo que mi polla termine de despertar. 

Se pone de pie una vez más y toma mis manos dejando que toque su cuerpo, recorro sus curvas y seguido de eso vuelve a moverse mientras se comienza a arrodillar lentamente, sus manos tocan su torso, acaricia y aprieta sus senos y termina revolviendo su cabello. 

Su mirada va hasta mi polla erecta sobre la tela blanca que cubre mi cuerpo, levanta esta y deja al descubierto mi miembro. 

-me alegra saber que soy yo quien logra ponerte así- deja un beso en mi glande- me prende demasiado saber que logro ponerte como una piedra. 

Da un lametón que hace que apriete mi quijada. 

Se levanta lentamente y vuelve a bailar haciendo que mis ojos vayan a ella de nuevo.

Sus movimientos están haciendo que mi cordura desaparezca poco a poco, mis manos se aprietan a los respaldos del trono en el que estoy en el momento que comienza a quitar el vestido blanco sobre su cuerpo, mis ojos la recorren de arriba a abajo y lo que tiene en su cuerpo hace que mis deseos carnales terminen de despertar. 

Gira lentamente sobre su propio eje dejándome admirarla con mayor detenimiento.

Mis ojos miran la tanga de hilo que adorna su culo dejando poco a la imaginación, el liguero acapara mi atención pero todo termina de enloquecerme con mi mirada sobre el arnés que adorna en su cuerpo, sus senos descubiertos con solo un pequeño parche sobre sus pezones, el arnés de cuero se adapta a sus curvas, se adapta a sus senos, a sus nalgas, aprieta sus muslos y levanta su culo. 

-no sabía que tanto o no le podría gustar esto a mi prometido- habla mientras la miro de arriba a abajo- ¿qué dice mi Adonis? 

No puedo hablar, mi boca se ha quedado seca y lo único que puedo hacer es continuar mirándola. 

Dueño de tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora