Capítulo 20

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Agapios.

Llego a la mansion de los Ackerman, bajo de la Cadillac en la que venía, Neo no había venido conmigo, preferí que se quedará junto a Acacia.

Había noticias de Cibran, estaba merodeando en Atenas, había salido de su escondite la muy rata, mis hombres lo habían captado cerca de la cafetería de Acacia.

Cada vez estaba más cerca de hacerle pagar lo que había hecho a mi hermana y a la castaña, tarde o temprano le daría el castigo que merece y lo disfrutaría mucho, no tengo pruebas pero tampoco dudas.

-dios griego del Olimpo- escucho aquel acento alemán que tanto me encanta, sonrío mientras miro a la morena quien solo sonríe a más no poder- ven acá maldito.

Me acerco hasta ella y solo la abrazo mientras ríe entre mis brazos.

-se nota que me has extrañado tanto- Giselle Ackerman habla mientras se aferra a mi también.

-solo extrañé a mi mejor amiga- respondo mientras que ella entrelaza su brazo con el mío y comenzamos a caminar- ¿qué tal todo por aquí?

Giselle Müller, ahora Ackerman, la conozco desde antes de que ambos entraramos de lleno al mundo de la mafia, ella era sólo una adolescente con problemas familiares que le hacían estragos en la cabeza y yo solo era un adolescente aprendiendo de la vida.

La vida de la morena a mi lado no había sido fácil, si bien, hoy en día tiene Alemania a sus pies, pero, antes de que eso pasará tuvo que tomar decisiones difíciles, hacer cosas que puedo asegurar aún siguen taladrando su cabeza.

-todo bajo control- habla ella- ya sabes, nada de lo que no pueda ocuparme.

-¿qué tal el bebé?- pregunto, la fiesta en la que estábamos era justo para eso, celebrar la llegada del primer bebé de mis amigos.

-está bien- responde ella sonriendo, su rostro se ilumina por completo con solo hablar de su bebé, la alegría alberga en sus ojos y la sonrisa en su rostro también la llena por completo- aún está pequeño pero todo está en orden.

Sonrío al escuchar sus buenas noticias, llegamos al jardín trasero, sonrío de nuevo al ver a su esposo acercándose.

Frederick Ackerman, esposo de Giselle, recuerdo a la perfección como inició su historia y las ganas de reír se hacen presente.

-véanse aquí- comienzo- celebrando la llegada de su primer bebé cuando todo esto comenzó siendo una colisión.

-¿qué podemos decir?- Giselle pregunta mientras suelta mi brazo, me acerco a saludar al moreno frente a mi.

-pedazo de idiota- habla el alemán- me gustaría decir que es un placer tenerte aquí pero entonces estaría mintiendo.

-mejor cállate idiota- respondo mientras nos separamos, Giselle llega a su lado y él la toma por la cintura- sabes que soy lo único bueno aquí esta noche.

Giselle ríe mientras su esposo sonríe.

-deja que llegue Noan Salvatore con su ego hasta las nubes- la morena comienza- quiero ver en que terminará esto.

Un mesero se acerca ofreciendo copas de champán, el matrimonio frente a mi niega al mismo tiempo mientras que yo sí acepto una para llevarla a mi boca.

Solo comenzamos a hablar de algunas cosas, Frederick se disculpa mientras se aleja en compañía de su primo René.

-¿qué cosas me cuentas el día de hoy?- tomo asiento junto a Giselle- vamos, aprovecha que hoy puedes desahogarte.

Dueño de tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora