Capítulo 59

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Agapios. 

Tomo mi arma mientras comienzo a caminar para salir de aquí, el sonido de las balas no se detiene en ningún momento, veo como estas comienzan a perforar los autos aquí al igual que los muros. 

Los hombres aquí de inmediato comienzan a atacar de la misma manera, disparan y eso que ni siquiera tienen puta idea de a quién deben atacar. 

-¡Neo!- grito a mi hombre de seguridad quien de inmediato se acerca con cautela mientras me cubro en una de las bardas- ¿qué mierdas está pasando?- pregunto preparando mi arma. 

-solo comenzaron a disparar- responde de la misma manera. 

Con la mirada intento buscar a Calisto o Lux pero no hay rastro de ninguno de ellos, solo de la gente que momentos atrás había hecho saber que se irían con ellos. 

Las ratas habían dejado a sus crías. 

Miro hacia uno de los puntos de donde algunas de las balas provienen y sin más comienzo a disparar, bala tras bala, no me importa quien mierdas sea, solo disparo tal como ellos lo hacen, cargo el arma una tras otra vez. 

Mis ojos se dirigen a uno de los extremos y entonces dejo de disparar al ver que las balas cesan. 

Hay un montón de hombres muertos en el piso, salgo junto a Neo sin dejar de mirar a nuestro alrededor, no bajamos la guardia mientras nos acercamos más a los hombres muertos. 

No son hombres que antes hubiese visto, definitivamente no son hombres que trabajaran conmigo o con la mafia griega. 

Antes de decir algo un fuerte retumbe detrás de nosotros hace que caigamos al piso con fuerza. 

El estruendo es tan fuerte que obliga a que todos los que estábamos aquí nos alejemos, me pongo de pie como puedo sintiendo dolor en mi pierna derecha, ayudo a Neo y solo nos alejamos unos metros mientras vemos como el almacén de reuniones se derrumba. Mi quijada se aprieta al ver lo que se pinta en uno de los muros:

Cibran Fotsis

Estaba haciendo lo mismo que hicimos en el burdel de casa de gitanas. 

Miro a Neo, mi quijada continua apretada, no espera a que diga más y solo comienza a lanzar un montón de ordenes por el comunicador que trae consigo. 

El dolor en mi pierna hace que tenga que recargarme en uno de los autos aquí. 

-¿qué es lo que pasa?- uno de los hombres pregunta, lo miro y solo me acerco a él desafiante, lo tomo por su cuello y lo levanto haciendo que sus pies dejen de tocar el piso.

-¿a dónde se fue el hijo de puta de Calisto y Lux?- pregunto entre dientes. 

-solo se fueron- es otro hombre quien habla- cuando las balas comenzaron a sonar ellos subieron a un auto y se largaron. 

Suelto al hombre que sostengo y este cae hasta el piso. 

-he identificado a alguno de los hombres- Neo habla llegando a mi lado de nuevo- logré identificar algunos, los vi cuando atacaron en la casa de los padres de Acacia. 

Recuerdo aquello, estaba en Francia, Acacia y yo estábamos enojados, Cibran se había acercado a ella cuando estaba de visita en la casa de sus padres. 

-atraparon algunos hombres- continúa- han declarado que Cibran los envió aquí pero él no está. 

Mi respiración comienza a acelerarse, cierro mis ojos y suelto un suspiro lento.

Estoy juntando todas y cada una de las mamadas que ese hijo de puta me está haciendo y voy a disfrutar tanto cuando lo tenga frente a mí para cobrármelas. 

Dueño de tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora