𝐅𝐚𝐥𝐥 𝐢𝐧𝐭𝐨 𝐲𝐨𝐮𝐫 𝐔𝐧𝐢𝐯𝐞𝐫𝐬𝐞 [𝐃𝐫. 𝐒𝐭𝐫𝐚𝐧𝐠𝐞]

»Capítulo 7«

—Ha sido una sorpresa encontrarnos con usted —expresó Evangeline. 

Después de haber dejado el bote y mantenerse callada unos minutos, Marian expresó que sería buena idea seguir caminando durante un rato. 

Dougie y Bruno sólo estaban caminando enfrente mientras Marian hablaba por el celular. Por otro lado, Stephen y Evangeline estaban atrás. Él caminaba observando su alrededor, hasta que por fin Evangeline le llamó la atención al hablar.

—Supongo que había sido como usted dijo aquella vez que le di de alta —respondió el hombre. 

—Creo que si, pero no creí que pudiera ser algo que pasaría. Bueno, me refiero a que no creí que sería en un parque. ¿Pasa seguido por aquí?

—A veces. Doblé turno ayer, así que me di un día libre. Sólo a veces salgo a caminar, es muy extraño que en verdad lo haga.

—¿Se ha acostumbrado a su trabajo?

—Sino fuera así, no podría seguir desde que lo comencé —bromeó, sonriendo de costado y después Evangeline desvió un momento la cabeza, hasta que la volvió y la curiosidad emanaba de su cada poro de su piel. 

—¿Trabaja hace mucho en esto?

—Unos años. Tal vez más de una década. 

—¿Es gratificante?

—¿El puesto? —preguntó Stephen, viéndola.

Ella negó. 

—Salvar vidas —comentó. 

—Siempre he dicho que mi trabajo alarga el tiempo de vida de las personas, así que es gratificante a veces ver que lleguen de un modo y salgan después de otra manera cuando los ayudé.

—¿Y qué podría decir cuando se trata de una extraña que aún sigue sin recordar nada de su vida pasada? —preguntó ella.

—Diría que igualmente me parece excelente porque seguimos avanzando en ese punto —explicó él, girando para verla y después Evangeline sólo se mantuvo mirando aquellos hipnotizantes ojos claros que tenía el doctor Strange.

En ese momento, ella cayó en cuenta y se quedó quieta. Dejó de caminar y él imitó su acción.

—¿Pasa algo, señorita?

—Son verdes —respondió ella, alzando unos segundos las comisuras de sus labios y después agregando—. Sus ojos, me refiero a...

—Finalmente pudo verlos de ese color —dijo Stephen, examinando cada reacción que aquel aclarado rostro tenía con el pasar de los segundos—. Debe ser el ambiente.

—¿Ambiente? ¿Y eso en qué afecta a sus ojos? ¿Ven algo y eso los cambia de color?

Aquella inocencia de preguntas que tenía ella causaron que el doctor riera en bajo y después negara.

—Podría ser, pero no soy un experto en esa especialidad.

—¿Entonces por qué el ambiente? —volvió a preguntar.

—Puede ser que el sol o sólo el aire libre cause esto, pero tal vez usted pueda saberlo.

—¿Y por qué yo?

—Sigue conociendo muchas cosas —volvieron a caminar—. ¿Lee mucho, señorita Evangeline?

—Suelo hacerlo bastante. Creo que es mi pasatiempo —contestó ella.

—Tal vez entonces averigüe el por qué —afirmó Stephen.

—¿Es malo ser muy curiosa? —preguntó.