»Capítulo 11«

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Ocho de agosto de 2014.

Faltaban dos días para que volviera a verlo. A decir verdad, Evangeline estaba realmente emocionada luego de casi tres semanas sin poder encontrarse al doctor Strange.

Contaba los días, además de que no había noche antes de ir a dormir que tuviera un mensaje de él. A veces incluso se quedaban conversando hasta la madrugada. Eso desde principios de julio luego de haber salido por aquel café.

Evangeline se sentía feliz cada vez que tenía la oportunidad de leer su mensaje, incluso su cuerpo lo sabía porque el cosquilleo aparecía y sus dedos temblaban al inicio de teclear en el celular.

Por otra parte, Stephen se sentía como un adolescente de nuevo. De hecho, sonaría un poco tonto, ya que muy pronto el año que venía cumpliría los cuarenta años. El problema es que ella causaba eso en él.

Lo hacía sentirse así con sólo recibir su respuesta por mensaje y después se imaginaba la sonrisa que ella podía tener en su rostro.

Ahora sólo faltaban dos días para volver a contemplar aquel gesto que iluminaba su rostro con naturalidad.

Aquella mañana de viernes, Marian salió temprano al trabajo, mientras que los hermanos Harkins se precipitaban a disfrutar de sus vacaciones de verano y después veían la televisión o se la pasaban jugando en el patio trasero la mayoría del tiempo béisbol. Aunque en gran parte era sólo Douglas Harkins quien lo hacía.

Evangeline se preparó para ir hacia la biblioteca que Douglas le había mostrado en uno de sus tantos recorridos por la ciudad de Rye. Iba la mayoría del tiempo luego de que el niño le explicó que podía pedir prestados los libros y luego devolverlos.

La señora Peterson era la encargada del lugar, así que incluso le entregó de inmediato una tarjeta a la mujer después de verla varias veces llegar a la biblioteca y notar lo fanática que era de la lectura.

Tomó una mochila que descansaba a un lado de la cama y después se encargó de llenarla de los cinco libros que había terminado aquella semana.

No tardó en salir, desayunar junto a los hermanos y luego se despidió diciendo que iría caminando a la biblioteca. Minutos después llegó a su destino, entrando por las puertas de gruesa madera y envolviéndose en un ambiente de un sutil olor inexplicable que alguna vez escuchó a la señora Peterson describir como "anticuado", así que sólo lo disfrutó y luego se acercó hacia la bibliotecaria. 

—Evangeline, qué agradable verte por acá —expresó la mujer anciana mientras le esbozaba una sonrisa a la mujer. 

—Buenas tardes, señora Peterson —le respondió y después alzó su mochila para empezar a abrir la mochila. 

—¿Ya has terminado los libros? —la mujer asentó con un gesto un tanto emocionado—. ¡Vaya! 

—El último ha sido mi preferido —manifestó Evangeline al dejar el último libro sobre el escritorio y la señora Peterson lo tomaba entre sus manos. 

—¿Orgullo y prejuicio?

—Por lo que tengo entendido es un clásico de la literatura. 

—Además de ser muy romántico —opinó la anciana con una risita que contagió a Evangeline—. ¿Por qué no vas a elegir los nuevos que te llevarás a casa?

—¿Podría ayudarla? —preguntó la mujer refiriéndose a acomodar la pila de libros que había dejado en el escritorio. 

—Oh, querida, no es...

—Insisto. Esta vez son demasiados y no me sentiría bien si le dejara hacerlo usted sola. 

—Bueno, es muy lindo de tu parte el preocuparte, Evangeline —le esbozó otra sonrisa y después la anciana mujer le dijo que si podría traer el pequeño carrito de la biblioteca que estaba en el la sección infantil.

𝐅𝐚𝐥𝐥 𝐢𝐧𝐭𝐨 𝐲𝐨𝐮𝐫 𝐔𝐧𝐢𝐯𝐞𝐫𝐬𝐞 [𝐃𝐫. 𝐒𝐭𝐫𝐚𝐧𝐠𝐞]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora