𝐅𝐚𝐥𝐥 𝐢𝐧𝐭𝐨 𝐲𝐨𝐮𝐫 𝐔𝐧𝐢𝐯𝐞𝐫𝐬𝐞 [𝐃𝐫. 𝐒𝐭𝐫𝐚𝐧𝐠𝐞]

»Capítulo 21«

~E V A N G E L I N E~

No sé ni en qué momento perdí contra el sueño. Parecía un simple pestañeo, pero entonces al abrir mis ojos de nuevo, la penumbra y oscuridad se alejaron.

En cambio, un rayo de luz me llenó de calidez el brazo y entonces parpadee varias veces hasta que por fin recobré el sentido y miré a mi alrededor.

Apenas lo hice, repentinamente me intenté mover, pero un brazo me detuvo y admiré la extremidad que me envolvía la cintura.

Caí en cuenta de qué estaba pasando. Más bien, lo que ya había pasado. Observé el rostro sereno de Stephen y cómo su pecho subía y bajaba armoniosamente.

Tras ello, parpadee un par de veces, intentando de esa manera aclarar mi vista y no tardé en llevarme una mano al rostro, restregándome la palma.

Al final sólo me dispuse a verlo, intentando recordar cada detalle de sus facciones. Podría tener ese recuerdo para siempre, almacenado en mi memoria de ahora en adelante.

Continué viéndolo, dudando en acariciar su pómulo durante un rato y al final extendí mi mano, intentando que mis dedos curiosos acariciaran cada extremo de piel que había alrededor de su mejilla.

—Buenos días —escuché que balbució y me sobresalté un momento, observando su auténtica y azulada mirada incrustarse en lo primero que miró al despertar. En este caso, fue mi rostro.

—Hola... —susurré sin saber qué más decir, así que me precipité a sentir que la espalda se me llenaba de un calor mitigante que se empezó a extender rápidamente.

Su caricia en mi cintura se hizo presente, moviendo sus largos dedos hasta provocar que descendiera un momento la vista al sentir que las mejillas se me sonrojaban.

—¿Cómo estás?

—Debes ser más específico —mascullé y sentí que todo mi interior se llenaba de una tormenta frenética y sin control.

—¿Cómo te sientes ahora mismo, Eva? —sus labios rozaron mi mejilla, besándome un momento la mandíbula hasta bajar por el hueco de mi cuello y hombro.

—Estoy bien. ¿Y tú? —ahogué un pequeño suspiro en cuanto me besó por debajo de la mandíbula y luego sentí que sonreía de oreja a oreja. 

—Mejor que nunca.

Llevé una mano a sus cabellos, distrayéndome un rato con aquella franja de grisáceo cabello que empezaba a acrecentarse en los costados.

—Pronto serás un anciano.

—Un anciano atractivo para ti, ¿cierto?

Reí en bajo y aprovechó para darme un corto beso en los labios.

—Puede ser —respondí. 

Finalmente intenté alejarme, me recargué en mi codo y luego noté que estaba aún desnuda. Intenté tomar la sábana para cubrirme, pero entonces Stephen me detuvo y su cabeza se ladeó, extendiendo su mano hasta rozar entre en medio de mis senos. Me quedé sin aliento, sin despegar ni un momento la mirada del rostro de él, quien estaba concentrado en ver mi cuerpo expuesto.

Sentía su pulgar acariciar de arriba abajo, hasta posicionarse sobre mi pezón, llenándome de un efecto abrasador que me elevó hasta perder casi mi propio sentido, dejando de pensar en algo que no sea en su tacto suave y sensual que tenía sobre mi piel.