Veinticinco de agosto de 2014.
Marian y Evangeline se despertaron bastante temprano y no tardaron en primero enviar a la escuela al niño a su primer día de clases. Parecía bastante emocionado porque muy pronto en septiembre cumpliría diez años y tendría la misma edad que la mayoría de su grupo de amigos; o como él los solía llamar, su pandilla de béisbol.
Evangeline quería mantener al niño emocionado. Dougie decía lo nervioso que era cursar quinto año de primaria. Parecía un pequeño cachorro asustado, mientras que su gesto ansioso le parecía tierno a la mujer que le estaba colocando una de las tantas gorras favoritas que tenía el pequeño.
No obstante, en cuanto se dirigían hacia la salida de la casa, mientras Evangeline sostenía su mano, repentinamente Douglas Harkins se detuvo en la entrada, vacilando un momento que llamó por completo la atención de la castaña.
—¿Dougie?
Los pies del pequeño se movieron hacia enfrente y hacia atrás unos segundos.
—No vendrá hoy, ¿verdad?
Ni siquiera necesitaba preguntar para saber a quién se refería el menor de los hermanos.
—Tal vez saliendo de clases podamos ir todos por ti, incluyéndolo. ¿Te parece buena idea, Dougie? —se puso de cuclillas, acomodándole los pequeños mechones rizados que caían a un costado de su sien.
—De acuerdo —balbució, pero su tono se estaba intentando escabullir para esconder la decepción que realmente quería reflejar.
Apretó los labios al mismo tiempo en que tomaba de nuevo la mano de él y después salieron directamente hasta adentrarse al auto de Marian. Hubo un silencio entre los tres individuos presentes, por lo cual Marian sabía perfectamente que más que nada era por el hecho de que Bruno no se encontraba como cada año que su hermanito entraba a un nuevo grado de la escuela.
Desde que él había estado pequeño, recuerda muy bien cómo Bruno le soltaba la mano, le sacudía los cabello y después le decía que tuviera buena suerte.
Sin embargo, parecía que este año no se podría concretar el que, por así decirlo, se trataba de una tradición entre los hermanos Harkins desde siempre.
Tras dejar al niño en la escuela, ambas mujeres tomaron un largo camino hacia el banco de la reserva federal de Nueva York, donde Marian por suerte pudo conseguir una cita con el banquero que alguna vez le ayudó con el papeleo de las escrituras de la casa en donde residían los Harkins y Evangeline. Apenas llegaron, ambas bajaron con un andar apresurado hacia el interior del lugar.
Por otra parte, mientras se detenían en la larga fila de atención, el celular de Evangeline sonó y entonces lo tomó de su bolsillo, notando la notificación de mensaje que le había llegado del doctor Strange.
Caía en cuenta hasta ahorita de que lo había silenciado desde la noche anterior, ya que estuvo un buen tiempo conversando con Marian en la cocina antes de dormir que incluso no recordó responderle los mensajes. Tenía al menos cinco mensajes. Dos de ellos eran de esta mañana, así que no tardó en abrir el chat y notar lo que decían:
Stephen S.:
"Tal vez sólo es cuestión de mantener viva la joya de música que había en los setenta" 8:32 p. m.
"Lo lamento, acabo de llegar apenas" 9: 47 p. m.
"¿Ha amanecido más temprano? La verdad apenas pude pegar el ojo en toda la noche" 7:13 a. m.
"Por cierto, buenos días" 7:14 a. m.
"¿Mucho qué hacer hoy, señorita Harkins?" 8:38 a. m.
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𝐅𝐚𝐥𝐥 𝐢𝐧𝐭𝐨 𝐲𝐨𝐮𝐫 𝐔𝐧𝐢𝐯𝐞𝐫𝐬𝐞 [𝐃𝐫. 𝐒𝐭𝐫𝐚𝐧𝐠𝐞]
FanfictionPortada elaborada por @GhostPepper- Evangeline no sabe dónde está. Está asustada, confundida e impaciente. Tan sólo un accidente la llevó a estar en blanco y mallugada. Sin embargo, antes de caer en la perdición de todo, el par de ojos heterocromáti...