»Capítulo 88«

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Capítulo dedicado a ArianaKendraBlack

Primero le recorrió la cintura, dedicándose a abrir un pequeño portal hasta entrar a la habitación de ambos. Y cuando lo pasaron y este se desvaneció detrás suyo, Stephen pasó su mano por la espalda de Evangeline, atrayéndola en un necesitado y ardiente beso que derritió las piernas de la mujer.

—Te necesito tanto —masculló Stephen, incapaz de poder fingir que no estaba desesperado.

Sus manos viajaron hacia sus muslos, después se inclinó y entonces Evangeline se recargó sobre el armario, causando que el hombre tuviera la oportunidad de tomar con fuerza la pierna de la castaña y posicionarla a la altura de su torso.

Los labios de Stephen se bajaron hacia el cuello de la mujer, succionando la piel hasta que su lengua se deslizó en círculos contra la zona, generando que Evangeline ladeara la cabeza hasta que le dio más acceso.

Evangeline jadea y sólo le queda entregarse, disfrutando de la manera en que logró llevar su mano hasta los cabellos de su marido. Hunde sus dedos en la cabellera, disfrutando de la franja grisácea que se esparce a los costados de su cabeza y sólo vuelve a jadear cuando la mano de Stephen viaja al interior de sus muslos.

—Stephen...

—Ya estabas lista, ¿eh? —sisea él mientras sus labios recorren la oreja de Evangeline y sus dedos comienzan a viajar por las bragas de la mujer-. Lista para mí, Eva...

—Justo ahí —susurra con la voz entrecortada. Suelta un jadeo de nuevo, pero esta vez se mezcla con un chillido.

—¿Quieres que sea directo? —aquello lo dice mientras su agitada respiración viaja hacia los labios de su esposa y entonces se queda quieto, dejando que sus calientes alientos se conocieran.

Era como si estuviera dominándola, llevándola a otro nivel mientras Evangeline se removía, intentando hallar aquella caricia de sus dedos en su centro. Palpitaba, pero también le cosquilleaba y sentía la necesidad asfixiante de tener que removerse, suplicando sin palabras que no parara.

—Por favor, Stephen —le dice mientras sus dedos abarcan la nuca de él y jalonea sus cabellos cuando el hombre juega con sus muslos, presionando el área cercana, pero sin aproximarse en lo más mínimo. La estaba llevando al límite—. Mierda, tú eres...

Stephen llevó sus labios a la clavícula de la castaña, deleitándose de la manera en que estaba jugando para lograr estimular cada centímetro de su cuerpo. Evangeline no se quedó atrás y entonces se alejó un poco, colocando sus dos piernas sobre el suelo mientras su mano libre viajaba contra la entrepierna del hechicero.

La intensidad del deseo, la manera en que ardían y sus cuerpos se balanceaban, siendo ella quien ajustada su palma contra la zona en donde se podía sentir el bulto de Stephen que iba creciendo. Y fue entonces que reaccionó, ahogando un gemido mientras Evangeline veía cómo elevaba la cabeza, inclinándola hacia atrás mientras se pasaba la lengua lentamente por los labios.

Ese toque sensual que la hacía temblar, pero que necesitaba controlar para evitar debido a él. Se mofaba de todo, así que suelta una grave risa ahogada con ese toque sexi.

—¿Por qué sólo no dejas que me encargue, cariño?

—No, gracias —responde la castaña y entonces él por fin mueve sus dedos, casi al borde de rozar las húmedas bragas—. Yo puedo... —presionó el bulto y de repente Stephen gruñó—. Yo puedo encargarme, Stephen.

—Ya deseo escucharte gemirlo.

Y en cuanto dice eso, Evangeline deja que Stephen la guíe, tomando con fuerza y rapidez sus dos muslos, alzándola con un pequeño brinco. Se gira con fuerza, sosteniéndola mientras la fricción causa que la sensibilidad de la mujer ahogara su respiración.

𝐅𝐚𝐥𝐥 𝐢𝐧𝐭𝐨 𝐲𝐨𝐮𝐫 𝐔𝐧𝐢𝐯𝐞𝐫𝐬𝐞 [𝐃𝐫. 𝐒𝐭𝐫𝐚𝐧𝐠𝐞]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora