»Capítulo 16«

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Veintiocho de agosto de 2014.

—Dougie, ¿ya te pusiste los zapatos?

El niño asentó, alzándose de la cama y dirigiéndose hacia la cómoda donde descansaban varias de sus gorras de béisbol. Sin embargo, antes de tomar una, Douglas apretó los labios y bajó su mano.

Apenas lo hizo, Evangeline notó aquello y lo observó andar hacia la salida.

—Olvidaste tu gorra.

—Hoy no usaré —manifestó y se encaminó hacia las escaleras.

La mujer entonces salió de la habitación del niño y lo siguió. Apenas bajó, notó la rizada cabellera adentrándose a la cocina para sentarse en el comedor y esperar el desayuno que su madre le estaba preparando.

—¿Dónde está tu gorra, Dougie? —Marian giró y preguntó al verlo con su cabeza exponiendo sus rizos.

—Hoy hace mucho frío —comentó, pero Marian sabía que sólo era una excusa de la cual pondría tratándose de sus gorras.

—Siempre usas tu gorra roja los jueves —Marian miró a su hijo mientras le entregaba un plato con el desayuno.

—Está sucia. Se me cayó cuando jugábamos béisbol con otros niños.

—Bueno, tal vez tenga solución y podamos lavarla tal vez más...

—Tal vez ya no la quiero usar —interrumpió a su madre, mientras que Evangeline era testigo de la mueca que el niño presentaba en el rostro.

—¿Pasa algo, Douglas? —Evangeline se acercó, sentándose frente al mencionado.

Guardó silencio, pinchando un trozo de su desayuno y después Marian miró de reojo a la castaña.

—¿Ya no te gustan? —la pelirroja insistió.

—No sé.

—Dougie...

—Dije que no sé, mamá —alzó un poco la voz, por lo cual Marian se quedó atónita al escucharlo utilizar aquel tono inusual de su hijo menor.

—Douglas —intentó llamarlo Evangeline, pero entonces Marian hizo un movimiento con la mano, intentando decirle que lo dejara pasar.

—¿Quieres desayunar, Evangeline? —preguntó.

Evangeline miró un momento al niño que tenía fruncido el ceño y tenía la cabeza baja. Estaba desayunando en silencio y comía rápidamente.

—Tal vez cuando regrese, pero gracias de todos modos, Marian.

La pelirroja asentó, se dirigió a la estufa y siguió preparando su desayuno para irse al trabajo. Hubo un silencio abrumador en el lugar durante todo el tiempo en que Douglas Harkins terminaba de desayunar.

Evangeline lo observaba de vez en cuando, intentando de alguna manera saber el por qué de su actitud.

Casi nunca se encontraba en aquella actitud el niño. Se podría confirmar que era una alegría andante y que siempre tenía puesta esa sonrisa de hoyuelos característica de su imagen.

En cuanto terminó el niño, Evangeline se alzó al mismo tiempo que Dougie y después notó que este se precipitaba a tomar su mochila.

—Que tengas un buen día, Dougie.

Ni siquiera contestó a lo que le dijo su madre y menos la abrazó y plantó un beso en la mejilla de ella como despedida.

No saltaba hacia la puerta, tan sólo arrastraba los pies de una manera agotada que parecía contagiarle a la castaña que se colocó a su costado y anduvieron por la acera hasta ir directamente a la escuela del pequeño.

𝐅𝐚𝐥𝐥 𝐢𝐧𝐭𝐨 𝐲𝐨𝐮𝐫 𝐔𝐧𝐢𝐯𝐞𝐫𝐬𝐞 [𝐃𝐫. 𝐒𝐭𝐫𝐚𝐧𝐠𝐞]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora