𝐅𝐚𝐥𝐥 𝐢𝐧𝐭𝐨 𝐲𝐨𝐮𝐫 𝐔𝐧𝐢𝐯𝐞𝐫𝐬𝐞 [𝐃𝐫. 𝐒𝐭𝐫𝐚𝐧𝐠𝐞]

»Capítulo 85«

Capítulo dedicado a missmoon_44

Quince de noviembre de 2024.

—¿Ellas son mis hermanitas? —los ojos de Cedric chispeaban bastante y no dejaba de asomarse para volver a verlas.

—Lo son, cariño —comenta Evangeline y de repente le quita los cabellos del rostro a su hijo mayor—. ¿Quieres saludarlas de nuevo?

El rubio asiente con entusiasmo y entonces Stephen sujeta su cuerpo para que se vuelva a asomar lentamente para ver a las mellizas.

—Diles hola —dice Stephen y entonces señala con un dedo a cada una de ellas—. Hola, Zeira —señala a la bebé de cabello castaño—. Y hola, Sarina —señala a la otra bebé que tenía el cabello rubio.

—Me gustan sus nombres —dice Cedric mientras ríe y se muerde la lengua—. Son muy bonitos.

—Si, ¿verdad? —pregunta Stephen y entonces prosigue—. Yo los elegí.

—Si, claro —expone con sarcasmo la madre de esos tres niños y entonces sonríe—. Más bien, los elegimos papá y yo. Más de mi parte, por supuesto.

—Zeira Avaline Strange y Sarina Lucinda Strange —manifiesta el padre de las mellizas con total orgullo—. Y un chiquillo llamado Cedric Vincent Strange. Todo un orgullo.

—Todos los nombres tienen ese siseo —bromea el mayor de los hijos y eso genera que Evangeline se recargue en su mejilla mientras mira de reojo a las recién nacidas.

—Eso fue sin querer —comenta la castaña y suelta una risita.

—Si, bueno, creo que no —expresa Stephen y también ríe hasta que una de las bebés comienza a llorar—. Okay, estudié para esto.

—¿En serio estudiaste? —pregunta la mujer y lo único que queda es que Stephen sostenga a Zeira entre sus brazos con total delicadeza.

—Debo de saber todo sobre cómo cuidarlas. En este caso, hay tres opciones: incomodidad porque debe haber un cambio de pañal, tener que sacar un eructo o estar hambrienta —explica el hombre y después empezó a mecerse con su pequeña hija menor en brazos—. Además, los conocimientos en medicina me ayudarán en un futuro.

—Y todo porque estoy saliendo con un ex doctor y hechicero —Evangeline al decir eso, simplemente miró que Cedric salió de la habitación para ir por sus cosas para dibujar cerca de sus hermanas.

—Más bien, te casaste con él —manifiesta Stephen y entonces Evangeline ladea la cabeza, centrándose en ver a la pequeña Sarina.

—¿Entonces ya es oficial? ¿Me has pedido matrimonio? 

—Sabes que podría hacer una cena romántica, buscar un anillo y pedírtelo como siempre lo han hecho durante siglos —expone el hechicero y sólo sigue meciendo a Zeira, admirando el rostro de una de sus hijas.

Parecía una pequeña copia de Evangeline. Incluso vislumbró ese tono de matiz marrón que tiene la madre de la niña y supo que cuando creciera se volvería como la mujer que amaba. Sarina, por otro lado, tenía sus ojos, al igual que Cedric y sabía que lo más probable es que podría ser como él cuando creciera. Tal vez estaba equivocado. Aquello no tendría que ser como estaba diciéndolo, pero podría ser una posibilidad.

—Pero no es nuestro estilo —murmura Evangeline y se queda viendo a su hija, dejando que el brillo de sus ojos fuera contemplado por el hombre que sonreía enternecido de tener a las personas que amaba a su lado.

—No lo es. Pero ciertamente quisiera que sea realidad —al dar esa explicación corta, Strange se sienta y Zeira suelta un quejido, así que sabe que se trata de hambre—. Tiene hambre, eso pasa.