»Capítulo 56«

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Capítulo dedicado MariajoZulu

Evangeline palideció demasiado y por poco pierde el equilibrio al notar el asombro y pánico que brillaba en las expresiones del pequeño.

-Dougie, espera. ¡Douglas! -le llamó Bruno Harkins, alejándose de su amiga y encaminándose para ir a buscar a su hermanito.

Ella fue testigo de cómo la mirada del pequeño se cristalizaba en un parpadeo y pronto se precipitó a sólo girarse para correr sin rumbo alguno. Aquello causó que Evangeline se sintiera horrible, pensando en la forma en que arruinó aquel día que celebraban y se suponía que se trataría de una noche divertida.

De ese modo, pensó en lo que podría pasar y sólo se encaminó, casi como si el propio diablo estuviera corriendo detrás de su alma. Le daba demasiadas vueltas al asunto y de pronto ya estaba vislumbrando a Bruno, tomando de los brazos a su hermano, el cual estaba realmente irritado, molesto y con la traición golpeando su pecho.

-¿Por qué dices eso? Ya, suéltame, ¡suéltame, Bruno! -y de repente sólo giró la cabeza, encontrándose a la mujer que sólo se colocó enfrente, intentando tomarle el brazo, pero el niño sólo se alejó con brusquedad-. ¡Dijiste que te quedarías! ¡Me prometiste que te quedarías, que estarías aquí y que me ayudarías con mi cumpleaños también! ¡¿Por qué quieres abandonarme, Evie?!

-Yo no... -y la voz se le quebró.

-¡Todos lo hacen! -expresó con la voz quebrada el pequeño Dougie, causando que esta vez fuera inevitable que Marian, Anthony y Stephen llegaran para ver qué era lo que pasaba-. ¡Bruno me dejó! -y señaló a su hermano mayor, pero después tomó aire y entonces sólo continuó-. ¡Papá lo hizo!

Y sollozó, provocando que de repente su madre se llevara la mano a la boca, conteniendo la sensación de ahogo al mirar a su rayo de sol, aquella chispa de alegría que siempre se basaba en encontrar la felicidad, por fin se quebró por completo.

-Ey, oye... -e intentó Bruno acercarse, pero entonces Dougie lo empujó y salió corriendo-. ¡Douglas!

-Déjenlo irse, necesita pensar -comentó Anthony y entonces miró a Marian, quien sólo sentía que iba a colapsar en cualquier momento.

Por otro lado, Evangeline descendió la vista y entonces todo el peso de la culpa cayó sobre sus hombros, generando que pronto el cuerpo se le hundiera. Sus pies parecían estar soldados al suelo, además de que sus extremidades tiritaban con un desenfreno que no podía controlar.

-¿Qué fue lo que pasó? -preguntó la pelirroja, alzando la cabeza y mirando a su hijo mayor, quien se encontraba justo al lado de Sherlyn y tomaba a Libby en sus brazos-. ¿Bruno?

Y el pelirrojo miró de reojo a su amiga, presionando los labios al tomar la decisión de sólo guardar silencio y esperar para contarle después a su madre sobre la situación que había puesto de ese modo a su hermanito.

-Te lo cuento luego. Iré a buscarlo.

-Voy contigo -avisó Evangeline, logrando poder recobrarse al pensar en la idea de ir a hablar con el niño.

-Está bien, Evie, yo me encargo -expresó Bruno, deteniéndola y luego viendo de reojo a Sherlyn-. Iremos nosotros.

-No sin mí -expuso Marian, incapaz de poder dejar solo a su hijo, un niño de trece años, solo en la noche de Halloween.

-Mamá...

-Mamá nada. Anthony, ve por el auto, no pudo ir muy lejos.

Y de esa forma todos, a excepción de Evangeline, Stephen y Libby (a quien vendrían a recoger más tarde para evitar que estuviera irritada en el auto) para que por fin se quedaran completamente sin hacer nada, parados en la entrada del santuario y vislumbrando cómo la puerta se cerraba detrás de Bruno Harkins.

𝐅𝐚𝐥𝐥 𝐢𝐧𝐭𝐨 𝐲𝐨𝐮𝐫 𝐔𝐧𝐢𝐯𝐞𝐫𝐬𝐞 [𝐃𝐫. 𝐒𝐭𝐫𝐚𝐧𝐠𝐞]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora