𝐅𝐚𝐥𝐥 𝐢𝐧𝐭𝐨 𝐲𝐨𝐮𝐫 𝐔𝐧𝐢𝐯𝐞𝐫𝐬𝐞 [𝐃𝐫. 𝐒𝐭𝐫𝐚𝐧𝐠𝐞]

»Capítulo 86«

Veinte de noviembre de 2024.

—Es tan pequeña —ríe Douglas Harkins mientras sostiene a Zeira Strange en sus brazos. Tenía las piernas abiertas y en medio sostenía a la bebé con ternura, admirando cómo se movía y sus ojos danzaban con curiosidad—. Hola, bebé —usa un tono más agudo y alza las cejas mientras la mira con dulzura—. Soy tu tío Dougie —suelta una risita y añade—. Por Dios, eres tan bonita.

—Lo es, ¿verdad? —pregunta Bruno mientras sostiene a Sarina en sus brazos y sonrió de soslayo a Evangeline—. Realmente creaste a unas bellezas dignas de la realeza.

—Zeira es muy inquieta —bromea Dougie y entonces sólo comienza a hacerle caritas a la pequeña Sarina, ya que era la más cercana a ella.

Al lado de la pelirroja, sonriendo con ternura y admirando a las bebés se encontraba Elaine con Roxanne "molestando" a Cedric. A su lado, Sherlyn y Libby. Y al lado de Douglas, contemplando a la familia Harkins, la novia de Dougie: Hillary. Era una dulce muchacha con una hermosa sonrisa y los ojos esmeraldas más bonitos del mundo. Eso había dicho Douglas cuando se la presentó a su madre después de llevar seis meses de noviazgo.

Evangeline había conocido a algunas novias que tuvo el muchachito cuando era más joven, pero siempre perdía y llegaba con el corazón lastimado. Ahora podría ver que era la primera vez que conocían a una pareja de Douglas, así que la familia entera estaba extremadamente alegre de la noticia.

Marian fue quien que por poco suelta un llanto y se aproxima a su hijo menor, a punto de llorar en los brazos de él. Dougie sólo sonrió un tanto nervioso y entonces miró a Hillary de soslayo, presentándole orgullosamente a una de sus sobrinas, la cual apenas llevaba una semana y algunos días de nacida.

—No puedes negar que Sarina es hija de Strange —expone Bruno Harkins con una media sonrisa y ve a Evangeline, quien simplemente no puede evitar rodar juguetonamente los ojos y ve que Aubrey Stewart admira a todos los presentes, sentada en el comedor junto a la mujer que quería como si fuera su propia hija.

—Y Zeira se parece tanto a ti, Evie —manifiesta Dougie y Marian se alza de su asiento para aproximarse a Aubrey y a la madre de las mellizas.

—Bueno, por algo son hijas mías y de Stephen —dice la castaña.

—Evie, cariño, Lincoln llamó y dijo que pasaría a la florería, que te vería allá —le anuncia la pelirroja y Evangeline mira de reojo a Aubrey.

—¿En serio? No me dijo nada sobre eso —hace una pausa y entonces mira su celular, dándose cuenta de que apenas era mediodía—. Bueno, probablemente podría ir en un momento. ¿Está bien si...? —toma la mano de Aubrey y la mujer le sonríe con ese modo de paciencia y ternura mezclada que siempre le entregó desde que era una niña.

—Por supuesto, mi niña. Me dio tanto gusto haberte visitado y conocer a las nuevas chiquillas —mira de reojo a las mellizas y entonces sus ojos chispean al maravillarse de la familia que había creado la pequeña que tanto amó y buscó por años.

Cedric era una viva imagen de Evangeline cuando tenía alrededor de esa edad. Arrugaba la nariz cuando se concentraba, saltaba en puntillas cuando terminaba de bajar las escaleras y se reía de esa forma que sus dientes sobresalían y el chillido era arrojado a los oídos de los presentes. Isaac siempre admiraba la manera en que con gran facilidad le hacía reír y Aubrey veía eso en el hijo mayor de los Strange. Veía a su dulce Evangeline, llegando en una nueva generación en donde indudablemente parecía efervescer en todo su esplendor.

Sólo deseaba que tuviera la oportunidad de saber cómo serían Sarina y Zeira en un futuro cercano.

—Espero nos visites más seguido —manifiesta Evangeline mientras se alza de su asiento y ayuda a la mujer que admira como una figura maternal con el bastón que utiliza como su fiel acompañante.