»Capítulo 63«

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Dieciséis de junio de 2023.

Al levantarse, de pronto, Evangeline tuvo un vago sentimiento de incomodidad. Por lo tanto, en cuanto iba a alzarse, se encontró con la presencia reconocible de esa personita que adoraba con todo su corazón.

—¿Hace cuánto que estás allí? —le preguntó ella y el niño hizo una pequeña mueca pensativa.

Sus cabellos estaban alborotados y estaba descalzo como siempre lo estaba por las mañanas. Sus ilusionados y atentos ojos azules se colocaron sobre ella y entonces respondió esa pregunta.

—Vi un siete allí —señaló el reloj alarma y después agregó—. Hay que ir a la escuela.

—Ah, es verdad —comentó Evangeline y se sentó en el borde de la cama mientras se estiraba—. ¿Y no vas a saludarme, Vice?

Él sonrió y corrió con esa forma patosa que tenía en las mañanas. La castaña le esbozó la sonrisa más dulce y alegre mientras lo estrechaba en sus brazos y escuchaba al niño hablar.

—Buenos días, mami.

—Buenos días —lo estrechó más y luego lo tomó en brazos para alzarse de la cama—. ¿Ya se levantaron tus tíos?

—El tío Dougie no —expuso y Evangeline sólo hizo un sonido de desaprobación.

—Se supone que debía irse hace una hora.

—Flojo —rió el niño.

—Así es. Muy flojo, Cedric —ambos rieron y entonces salieron de la habitación.

Evangeline se encaminó a la habitación de a lado y no tardó en abrir la puerta de golpe. Y en cuanto lo hizo, un muchacho saltó de la cama.

—El autobús ya se te fue, Douglas Harkins —le avisó la castaña sin dejar de cargar a su hijo.

—Carajo —siseó él.

—¡Ey, lenguaje! —le gritó Evangeline y después se alejó para bajar al primer piso.

Al llegar, se encontró con el televisor encendido y a la pequeña Libby Harkins mirar las caricaturas. Dejó que Cedric la acompañara y entonces la mujer se dirigió a la cocina, encontrándose al mayor de los hermanos Harkins.

—Hola, buen día —le saludó entrando.

—El lonche de Cedric está listo. Nuggets, uvas y una gelatina de postre. Le corté los Nuggets y le dejé un tenedor desechable. ¡Libby, amor, tu yogurt! —Bruno siempre estaba organizado.

Como siempre, ordenaba todo para que estuviera listo y en cuanto Evangeline se levantaba, ambos preparaban el desayuno para los niños.

—Creí que había plátano —expuso ella mientras abría el refrigerador y sólo tomó dos huevos.

—Hay que agregarlo a la lista para mañana —comentó el pelirrojo y después miró a su hija llegar a la isla de la cocina y sentarse para comer de su yogurt—. ¡Oye, Ced, ¿qué prefieres? ¿Mango o durazno?!

—¡Durazno, por favor, tío Bruno! —respondió el niño y corrió hasta la cocina para intentar sentarse al lado de su prima.

𝐅𝐚𝐥𝐥 𝐢𝐧𝐭𝐨 𝐲𝐨𝐮𝐫 𝐔𝐧𝐢𝐯𝐞𝐫𝐬𝐞 [𝐃𝐫. 𝐒𝐭𝐫𝐚𝐧𝐠𝐞]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora